lunes, 26 de abril de 2010


La primera visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos

El país fue el escenario de varias revoluciones, algunas mal llamadas guerra , y fue, es y será distinguido en el mundo ya no solo por Gardel y Maradona, sino también por la “sangre derramada” de unos jóvenes luchadores que perdieron la vida en su afán de conseguir que la sociedad y el mundo fueran mejores. Esas personas que fueron docentes universitarios, estudiantes, periodistas, políticos…son nuestro “DESAPARECIDOS”, personas que fueron vistas como la mala hierba a exterminar porque eran un estorbo para el accionar de los militares.

El país era un volcán a punto de hacer erupción. Las aguas estaban tensas entre la población y el gobierno de facto, ya que se acrecentaban las denuncias de corrupción y la oposición hacia el régimen militar, que siempre tenía un as bajo la manga para poder ocultar las atrocidades que estaban realizando el país con la población. Pero, que a su ves, se sentían muy fortalecidos por el gran éxito que habían tenido con el mundial’ 78 al poder haberle lavado la cara a las acciones aberrantes de la dictadura ante la mirada internacional.

Un gran error que cometieron los militares fue el quedarse tan tranquilos y confiados al pensar que las madres de plaza de mayo eran vistas como locas por la población, que los medios solo les brindaban un espacio por ser un tema destacado en la agenda pero que podrían callar con algún tipo de censura o apriete, que un grupo de mujeres no lograría “imponerse” por sobre un grupo sólido, firme y bien consolidado como la junta militar. Se creyeron impunes y con derecho. Pero la grandeza o la soberbia tiene un talón de Aquiles y este fue la llegada de Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)

Hace 30 años la Comisión Interamericana de Derechos Humanos arribó a la Argentina para efectuar una observación in loco que le permitiera establecer con la mayor precisión y objetividad posible el alcance de la situación. Como resultado de esta visita, en la cual recibieron más de 5.580 denuncias de madres, padres y parientes de todas las personas desaparecidas, se elaboró un informe que se dio a conocer el 18 de abril de 1980 en el cual se concluyó que “…por acción u omisión de las autoridades públicas y sus agentes, en la República Argentina se cometieron numerosas y graves violaciones de fundamentales derechos humanos reconocidos en la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre.”
Además de reunirse con el presidente Videla, los miembros de la CIDH se entrevistaron con jefes de fuerzas de seguridad y representantes de organismos de derechos humanos, de la Iglesia y de sindicatos, establecieron contactos con la prensa y visitaron una decena de sitios señalados como centros clandestinos de detención. Entre ellos, estuvieron en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), la principal cárcel ilegal del régimen de facto y donde se calcula que estuvieron en cautiverio unas 5.000 personas.
En dicho informe, fechado el 14 de diciembre de 1979, los representantes de la Comisión destacaron que en la Argentina se cometieron durante el período1975 a 1979- numerosas y graves violaciones de fundamentales derechos humanos reconocidos en la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre. En particular, la Comisión consideró que esas violaciones han afectado:
Al derecho a la vida: En razón de que personas pertenecientes o vinculadas a organismos de seguridad del Gobierno habían dado muerte a numerosos hombres y mujeres después de su detención.

Al derecho a la libertad personal: Al haberse detenido y puesto a disposición del Poder Ejecutivo Nacional a numerosas personas en forma indiscriminada y sin criterio de razonabilidad; y al haberse prolongado sine die el arresto de estas personas. Esta situación se ha visto agravada al restringirse y limitarse severamente el derecho de opción previsto en el Artículo 23 de la Constitución, desvirtuando la verdadera finalidad de este derecho.

Al derecho a la seguridad e integridad personal: Mediante el empleo sistemático de torturas y otros tratos crueles, inhumanos y degradantes, cuya práctica ha revestido características alarmantes.

Al derecho de justicia y proceso regular: En razón de las limitaciones que encontró el Poder Judicial para el ejercicio de sus funciones; de la falta de debidas garantías en los procesos ante los tribunales militares; y de la ineficacia que ha demostrado tener en Argentina el recurso de Habeas Corpus, todo lo cual se vio agravado por las serias dificultades que encontraron.

Además de estos derechos afectados, la comisión también admitió que se violaron otros derechos:

El ejercicio pleno de la libertad de opinión, expresión e información se ha visto limitado, en diferentes formas, por la vigencia de ordenamientos legales de excepción que han contribuido a crear, incluso, un clima de incertidumbre y de temor entre los responsables de los medios de comunicación. Diversos cuerpos militares o policiales, allanaron diversas empresas periodísticas en distintas localidades del país, deteniendo y encarcelando a directores, redactores y reporteros de distintos medios de comunicación social; interviniendo militarmente a la Federación Argentina de Trabajadores de la Prensa y a los sindicatos de periodistas de distintas ciudades del país; clausurando o prohibiendo la circulación de determinadas revistas y periódicos; expulsando a corresponsales de agencias extranjeras de prensa y radio; y haciendo incinerar numerosos libros y revistas

Los derechos laborales se han visto afectados por las normas dictadas al efecto y por la aplicación de las mismas, situación que ha incidido particularmente en el derecho de asociación sindical debido a actos de intervención militar y a la promulgación de estatutos legales que vulneran derechos de la clase trabajadora;

Los derechos políticos se encontraban suspendidos;

La Comisión pudo comprobar que los Testigos de Jehová tenían graves restricciones para el ejercicio de sus actividades religiosas y que, si bien no existe una política oficial antisemita, en la práctica, en ciertos casos, ha habido un trato discriminatorio en contra de algunos judíos.

Análisis sobre los diarios de 1979

El diario Clarín en su tapa anunció la visita de la Comisión pero no le dio tanta relevancia como al triunfo de la selección argentina de fútbol, la cual había ganado frente a la Unión Soviética. Es claro que durante la dictadura más de una voz periodística se tuvo que callar por temor a ser considerado un montonero o un subversivo y ser detenido y desaparecido como lo fueron tantos argentinos.

Videla trató de esconder los trapitos sucios bajo la alfombra pero un centenar de personas comenzaron a hacer filas para denunciar las atrocidades que los militares se permitían realizar, por su parte el “gran diario argentino” no le daba tanta importancia al tema por el hecho mismo de que una opinión en contra del gobierno de facto o de develar las torturas era peligroso para el matutino.

Pero a su vez, Clarín no informaba con respecto a este tema o si lo hacía lo realizaba de manera muy Light porque la directora del diario, Ernestina Herrera de Noble tenía acuerdos con el gobierno de Videla para evitar la censura por parte del gobierno. Clarín demostró abiertamente su respaldo al gobierno y a su proceso de Reorganización Federal, publicando en el diario del 25 de marzo de 1976 “Se abre ahora una nueva etapa, con renacidas esperanzas. Y, si bien, el cuadro que ofrece ahora el país es crítico, no hay que olvidarse que todas la naciones tienen sus horas difíciles y que el temple de sus hijos es capáz de levantarlas de su ruinosa caída”.
Por su parte, el diario La Nación informó la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos con notas atacantes hacia las diversas actividades que los integrantes del CIDH realizaron en nuestro país por el hecho de estar a favor o del lado de la dictadura militar
Las notas del diario fundado por Bartolomé Mitre estuvieron sustentadas por las opiniones de las personas que no deseaban que la comisión “hurgara” sobre las violaciones sistemáticas a los derechos humanos. Una de las voces que se emplea es la del provicario castrense monseñor Victorio Bonamín quien dijo que “(…) Era de esperar que vinieran personas serias pero que de todos modos esto va a ser una inquisición”.
Además, respondió en un a entrevista televisiva que “La comisión debe hacer las cosas bien, ya que vienen como una especie de comisión investigadora o examinadora. Que examinen los que a ellos les parece bien sin olvidar los demás, también agregó que esperaba que los integrantes no discutan nuestro derecho a disentir, incluso a disentir de lo que ellos opinan porque me imagino que no será una comisión infalible”
El matutino dio a conocer el día a día o el paso a paso sobre lo que realizaba la CIDH en el país pero siempre de manera protocolar, es decir, que el diario dejaba temas con respecto a los derechos humanos y a lo único a lo que se dedicaba era a publicar sobre las entrevistas que hacían la comisión a los políticos. Pero además, brindaba una clara información sobre los trámites que debía realizar la población en caso de querer efectuar una denuncia.
Por su lado, el ex presidente Videla afirmó ante los miembros de la comisión que el país sufrió una agresión terrorista durante los últimos tres años. Mientras que el arzobispo Ildefonso Sansierra defendió al gobierno de facto declarando que “El gobierno no esta obligado a aceptar que nadie dentro del territorio venga a hurgar como se actuó y a demás dijo que si la comisión se excediera en su cometido, el gobierno podría señalarle que su misión ha concluido”
Una vez que el grupo se retiró del país, La Nación publicó una nota el día 21 de septiembre de1979 en la cual se informó de manera muy alegre la despedida de la comisión y la entrega del informe en donde quedaba sentado que en el país existían grandes violaciones a los derechos humanos, y una nota el 22 de septiembre de 1979, en donde se transmitía las opiniones de varios políticos que defenestraban la visita de los extranjeros con un gran título de descargo ante la invasión que decía “posición oficial ante la comisión”
Por otro lado el diario La Prensa, no se diferencia mucho en la forma en que informó sobre la visita de la Comisión. Las noticias principales se basaron sobre las diferentes reuniones que tuvieron los miembros de la misma con diferentes personalidades del país, como por ejemplo: integrantes del gobierno de facto, de la iglesia y las principales figuras políticas de la Argentina.
Uno de los encuentros que tuvieron fue con el ex presidente Alejandro Lanusse quien sostuvo: “que el desafió futuro es ganar la paz y que la visita de la comisión interamericana de derechos humanos en primer termino interesa a los argentinos, pero no podemos ignorar que es motivo de atención en otras partes del mundo. No obstante debemos proceder con la convicción de que es un problema de los argentinos y tiene que ser resuelto por nosotros, sin interferencias extranjeras y foráneas”.
Las informaciones se trataban de manera naif, es decir, sin ir directamente al problema central que era el tema de la desaparición forzada de personas, por lo tanto, favorecían la voz oficial del gobierno militar, que pretendía ocultar el genocidio que se estaba cometiendo.
En la entrevista que los integrantes de la comisión de la OEA tuvieron con el presidente del episcopado el cardenal Raúl Primatesta, este realizó declaraciones defendiendo el papel de la iglesia durante el proceso de reorganización nacional. Sus dichos fueron: “En mi calidad como presidente del episcopado, no tengo autoridad para verter mi opinión personal, sino que tengo que reflejar la conducta que ha asumido en nosotros los problemas que agito en nuestra patria. Creo que la iglesia tiene suficiente autoridad moral como para presentar los problemas a quien corresponda y reflejar una situación. Eso se hizo y se seguirá haciendo siempre”.
Tiempo antes de concluir con la visita al país, el diario informó en la publicación del día 21 de septiembre que los miembros de la Comisión Interamericana iban a analizar todas las denuncias de los familiares de desparecidos para establecer si existieron o no la desaparición forzada de personas. En el caso de que se comprobara este delito, se iba a elevar a las autoridades esa acusación.
En cuanto al Diario La Razón, se diría que tuvo una cobertura similar a la del Diario La Prensa, debido a que ambos informaron sobre la visita de CIDH como un hacho en el cual solo se realizaban encuentros con políticos, periodistas y hasta escritores, personas del ámbito público que pudieran brindar su aporte a la investigación. Pero que además, realizaban visitas a las cárceles.
Las hojas del diario de la época están empapadas de notas sobre las actividades de la convención y de las palabras de varios de los integrantes. Iniciando el artículo del día 6 de septiembre en donde se relataba el tardío arribo de los miembros al aeropuerto de Ezeiza por motivo de los desperfectos técnicos que presentaba el avión, acompañada por las palabras del especialista en Derecho Internacional y catedrático de la Universidad de Nueva Jersey, Thomas Ferer quien sostuvo que “La comisión no viene con preconceptos sobre la situación en Argentina (…)el propósito de la visita es venir, sin ideas prejuzgadas, observar la situación, darnos cuenta de lo que sucede y formular las opiniones después”, hasta terminar su cobertura el día 20 de septiembre con una clara tapa que indicaba el final.
Además de nombrar a todas las personalidades políticas, literarias, representantes de la iglesia, los dirigentes gremiales y de los partidos políticos, los colegios profesionales y los grupos académicos, el diario le brinda espacios en sus publicaciones a las solicitadas que las diversas empresas desean publicar. Pero por otro lado, muestra las palabras de los integrantes de la Comisión, las cuales hacen entender al lector que “La visita de la CIDH debe ser considerada como algo normal y no como un acontecimiento excepcional” cuando en realidad para la sociedad el actuar de la Comisión era una luz en medio de tanta oscuridad y desgracia ya que por fin alguien con “poder” actuaba a favor de ellos.
El diario no dejaba entrever una clara postura a favor del Gobierno pero tampoco mostraba la gran movilización de gente que existía en la puerta de la sede que la OEA posee en Avenida de mayo al 700. Es decir, que La Razón ya sea por miedo a una represalia por parte de los militares o por afianzamiento con el gobierno mostraba, a la vez que ocultaba realidad, cobertura sobre la visita de manera minuciosa y protocolar.
Además, en las conferencias de prensa realizaban preguntas armadas de manera tal que condujeran al entrevistado, es decir a los miembros de la CIDH, a que respondan sobre el tratado del gobierno hacia ellos así “la actividad de la comisión se está cumpliendo sin tropiezos y en forma absolutamente normal”. Por otro lado, realizaba un contrapunto en varias de sus publicaciones al mostrar en una misma carilla la visita y el trabajo de la comisión, por un lado, y el triunfo de la selección, con enormes fotos y titulares, por el otro.
El caso del Diario "La Opinión"
1. Como consecuencia de la conducta referida, los medios de comunicación social adoptaron una actitud de extremada prudencia en el juzgamiento de la política y los actos de gobierno, que por lo general se abstuvieron de comentar, siendo muy pocos aquellos órganos de difusión que hicieron labor de crítica de la política y los actos gubernamentales.
2. Destaca entre estos últimos el Diario "La Opinión", de reconocida influencia en el campo del periodismo argentino, cuya actitud vigilante motivó una clara violación a la libertad de prensa con características que adquirieron resonancia internacional, por la detención de que fue objeto, el 15 de abril de 1977, su director y fundador Jacobo Timerman, a quien luego se encarceló y posteriormente se condenó a un régimen de arresto domiciliario que no ha cesado sino recientemente. Desde el primer momento, el periódico fue intervenido militarmente, nombrando el Gobierno un administrador oficial de la sociedad editora y un director del diario, el cual, desde luego sigue ahora la línea editorial que le señala el interventor.

Observación “in loco” a la República Argentina
Por nota del 18 de diciembre de 1978, el Gobierno de Argentina invitó a la Comisión para realizar una observación “in loco” en ese país, la que originalmente se fijó para el mes de mayo de 1979. Sin embargo, en razón de los cambios que se produjeron en la CIDH como consecuencia de la entrada en vigencia de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, fue necesario aplazar esta visita, la cual se efectuó finalmente entre el 6 y el 20 de septiembre de 1979. La Comisión en su cuadragesimoquinto período de sesiones había decidido aceptar la invitación y en su cuadragesimoséptimo período al reiterar el Gobierno Argentino la invitación, la Comisión propuso realizar esa observación en las fechas mencionadas anteriormente.
De conformidad con el Reglamento, se designó la Comisión Especial encargada de realizar la observación “in loco”. Dicha Comisión estuvo integrada por los siguientes miembros: Dr. Andrés Aguilar, Presidente; Dr. Luis Demetrio Tinoco Castro, Vicepresidente; Prof. Carlos A. Dunshee de Abranches; Prof. Tom J. Farer; Dr. Marco Gerardo Monroy Cabra y Dr. Francisco Bertrand Galindo.
Durante su permanencia en el territorio de la República Argentina, la Comisión se entrevistó con el señor Presidente de la República, los señores miembros de la Junta de Gobierno, con el Presidente de la Corte Suprema de Justicia, los Ministros del Interior, Relaciones Exteriores, Justicia y Educación, así como con otras autoridades civiles y militares, tanto nacionales como provinciales.
También la Comisión tuvo la oportunidad de reunirse con ex-Presidentes de la República, el Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, y representantes de diversas instituciones políticas, religiosas, culturales, humanitarias, de medios de comunicación colectiva, profesionales, científicas, empresariales, sindicales y estudiantiles, de todas las cuales recibió su importante testimonio acerca de la realidad argentina en materia de derechos humanos.
La Comisión visitó igualmente los recintos penitenciarios de Caseros y Villa Devoto en Buenos Aires, las Unidades 1 y 8 en Olmos, la Unidad 9 en La Plata y las cárceles de Córdoba, Resistencia y Rawson, así como los centros militares de detención de La Rivera en Córdoba y de Magdalena en la provincia de Buenos Aires.
Asimismo, la Comisión en Buenos Aires, Córdoba y Tucumán recibió las denuncias que por presuntas violaciones de derechos humanos se le formularon. El Gobierno argentino por su parte, se comprometió con la Comisión a no adoptar ningún tipo de represalias en contra de las personas que presentaron denuncias a la Comisión, así como también en relación a las entidades e instituciones que le proporcionaron informaciones o testimonios.
INTRODUCCIÓN
A. Antecedentes
1. La CIDH ha recibido en los últimos años, antes y después del pronunciamiento militar de marzo de 1976, denuncias de graves violaciones de derechos humanos en Argentina, a las cuales ha dado el trámite reglamentario. Expresó, además, en diferentes oportunidades, a representantes del Gobierno argentino su preocupación por el número cada vez mayor de denuncias y por las informaciones recibidas de distintas fuentes que hacían aparecer un cuadro de violaciones graves, generalizadas y sistemáticas a derechos y libertades fundamentales del hombre.
2. Ante esta situación, la CIDH resolvió elaborar el presente Informe y al comunicar al Gobierno argentino esta decisión le hizo saber el interés que tenía en visitar la República Argentina para practicar una observación in loco, por considerar que éste es el medio más idóneo para establecer con la mayor precisión y objetividad la situación de los derechos humanos en un determinado país y momento histórico.
3. El Gobierno argentino por nota de 18 de diciembre de 1978, extendió a la CIDH una invitación para realizar esta observación in loco, en un todo de acuerdo con las normas reglamentarias pertinentes, la cual originalmente se fijó, de común acuerdo, para el mes de mayo de 1979. Sin embargo, en razón de los cambios que se produjeron en la CIDH como consecuencia de la entrada en vigencia de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, fue necesario aplazar esta visita, la cual se efectuó en definitiva entre el 6 y el 20 de septiembre de 1979.
B. Actividades desarrolladas por la Comisión durante su observación in loco
1. De conformidad con el Reglamento respectivo, se designó la Comisión Especial encargada de realizar la observación in loco en territorio argentino. Dicha Comisión estuvo integrada por los siguientes miembros de la Comisión: Dr. Andrés Aguilar, Presidente; Dr. Luis Demetrio Tinoco Castro, Vicepresidente; Dr. Marco Gerardo Monroy Cabra; Prof. Carlos A. Dunshee de Abranches; Prof. Tom J. Farer y Dr. Francisco Bertrand Galindo.
La Comisión Especial fue acompañada por el siguiente personal técnico de la Secretaría Ejecutiva: Dr. Edmundo Vargas Carreño, Secretario Ejecutivo de la Comisión; Dr. Edgardo Paz Barnica; Dr. Guillermo Fernández de Soto; Dr. Manuel Velasco Clark y Dr. Robert Norris.
El personal administrativo de la Secretaría Ejecutiva que prestó servicios en la visita a Argentina, estuvo integrado por las señoras Hildi Wicker, Elia Dodd, Elsa Ergueta, Yoly de Toro y Vickie Pitts; la señorita Gabriela Restrepo y los intérpretes señor George Lawton y señora Eva Desrossier.
2. La observación in loco se inició el día 6 de septiembre y se dio por concluida el día 20 de septiembre de 1979. La primera medida que adoptó al llegar a Buenos Aires fue emitir un Comunicado de Prensa.
3. La Comisión Especial estableció sus oficinas en la sede de la Representación de la Organización de los Estados Americanos en Argentina, ubicada en Buenos Aires en Avenida de Mayo 760, y contó con la plena colaboración de todo el personal de dicha Representación, bajo la dirección del Sr. Roberto Monti. Con base al plan de trabajo previamente aprobado, la Comisión realizó las siguientes actividades:
a) Entrevistas con autoridades públicas
A partir del día 7 de septiembre y hasta el día 20, la Comisión se entrevistó con el Presidente de la Nación Teniente General (Retirado) Jorge Rafael Videla; la Junta Militar de Gobierno integrada por el Teniente General Roberto E. Viola, el Brigadier General Omar D. Graffigna y el Almirante Armando Lambruschini. También se entrevistó con los Ministros del Interior, General Albano Harguindeguy; de Relaciones Exteriores y Culto, Brigadier (Retirado) Carlos Washington Pastor; de Justicia, Doctor Alberto Rodríguez Varela; y de Educación y Cultura, Doctor Juan Rafael Llerena Amadeo.
Asimismo, la Comisión celebró entrevistas con el Presidente de la Corte Suprema de Justicia, doctor Adolfo Gabrielli; los miembros de la Cámara Federal de Apelaciones, presidida por el Doctor Raúl Rodríguez Araya; y el Juez Federal doctor Martín Anzoátegui.
Durante la visita a la ciudad de Córdoba se llevaron a cabo entrevistas con el Gobernador de Córdoba, General (Reitrado) Adolfo Sigwald; el Comandante del Tercer Cuerpo del Ejército, General Luciano Benjamín Menéndez, y el Rector de la Universidad Nacional de Córdoba, doctor Francisco Quintana Ferreira.
En la ciudad de Rosario, la Comisión se entrevistó con el Comandante del Segundo Cuerpo del Ejército, General Adolfo Jáuregui; con el Jefe de la Unidad Regional II de Policía de la Provincia, Teniente Coronel Horacio Berdaguer; y con el Juez Federal, Dr. Rafael Carrillo Avila.
Igualmente se realizaron entrevistas con el Jefe de la Policía Federal, General Juan Bautista Sasiaiñ; el Director del Servicio Penitenciario Federal Coronel Jorge A. Dotti; y con el Jefe de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, General Ovidio P. Riccheri. Finalmente se mantuvieron entrevistas con los directores de los establecimientos carcelarios que la Comisión visitó.
Los Miembros de la Comisión expusieron a todos los funcionarios los objetivos de la Misión y recibieron por parte de las autoridades el más amplio ofrecimiento de cooperación.
b) Ex-Presidentes de la República
La Comisión consideró oportuno visitar a todos los ex-Presidentes de la Nación, con el propósito de dialogar sobre la situación de los derechos humanos en la Argentina. A partir del día sábado 8 de septiembre se realizaron entrevistas con el Doctor Arturo Frondizi; Teniente General (Retirado) Roberto M. Levingston; Teniente General (Retirado) Alejandro Agustín Lanusse; el Doctor Héctor J. Cámpora asilado en la Embajada de México, y la señora Isabel Martínez de Perón, quien se encontraba sujeta a arresto domiciliario en una quinta ubicada en San Vicente, Provincia de Buenos Aires.
El ex-Presidente Arturo Illía se encontraba fuera del país y el Teniente General (Reitrado) Juan Carlos Onganía se excusó de recibir la Comisión.
c) Entrevistas con personalidades de entidades religiosas
El miércoles 12 de septiembre, la CIDH visitó en la sede de la Conferencia Episcopal al Cardenal Primado de Argentina, Arzobispo de Córdoba y Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, quien expuso sus puntos de vista acerca de la situación de los derechos humanos en Argentina e intercambió opiniones con los miembros de la CIDH.
Asimismo, durante el curso de otras audiencias, la Comisión tuvo oportunidad de dialogar con representantes de diferentes credos religiosos.
d) Entidades de Derechos Humanos
El día viernes 7 de septiembre en las horas de la tarde la Comisión recibió separadamente a las entidades que trabajan en el campo de los derechos humanos en la Argentina, sosteniendo entrevistas con: La Asamblea Permanente de los Derechos Humanos; la Liga Argentina por los Derechos del Hombre; el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos; las Madres de la Plaza de Mayo y la directiva del grupo Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas.
En los días siguientes se recibieron otros grupos o delegaciones de algunas ciudades del interior del país que viajaron con tal fin. Entre ellas figuran: los Familiares de Desaparecidos de las Ciudades de Mendoza, Rosario y La Plata; la Sociedad de Abuelas de Niños Desaparecidos; Familiares de Menores de Edad Desaparecidos; Familiares de Periodistas Desaparecidos y Detenidos; Familiares de Conscriptos Desaparecidos; Familiares de Uruguayos y Chilenos Desaparecidos; y la Delegación de Jóvenes de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos.
e) Representantes de Organizaciones Políticas
La Comisión sostuvo entrevistas con los representantes de las siguientes Organizaciones Políticas: Unión Cívica Radical del Pueblo, doctores Ricardo Balbín y Raúl Alfonsín; Partido Justicialista, escribano Deolindo Bittel; Confederación Socialista, señor Boris Passik; Partido Intransigente, señores Rafael Marino y Diego May Zubiría; Partido Socialista de los Trabajadores, señor Enrique Germán Broquen; Partido Comunista, señor Fernando Nadra; Federación Demócrata Cristiana, señores Enrique de Vedia y Francisco Cerro; Partido Federalista Argentino, señor Francisco Manrique; Partido Socialista Popular, señor Víctor García Costa; Partido Socialista Unificado, señor Simón Alberto Lázara.
Por otra parte, se recibieron también otras agrupaciones políticas como la Comisión para la Defensa Política de la señora de Perón y la Multipartidaria Juvenil.
f) Asociaciones Profesionales
La Comisión llevó a cabo un intercambio de opiniones con la Federación Argentina de Colegios de Abogados y con la Asociación de Abogados de Buenos Aires. Estas entidades recibieron a la Comisión en sus respectivas sedes los días 8 y 13 de septiembre, respectivamente.
En sus oficinas, la Comisión recibió la visita de un grupo de Abogados Defensores y de un grupo de Abogados Sindicalistas, con quienes se dialogó sobre variados aspectos de la profesión.
De otra parte, se realizaron entrevistas con la Sociedad Central de Arquitectos; la Confederación Médica; el Círculo de Ingenieros; la Asociación de Siquiatras de la Capital Federal; un grupo de Médicos cesantes; la Asociación de Sicólogos de Buenos Aires y la Comisión de Sicología por los Derechos Humanos.
g) Organizaciones Gremiales y Sindicales
La Comisión celebró también entrevistas con las Confederaciones de Trabajadores de la Educación y una delegación del Sindicato de Luz y Fuerza.
También la Comisión recibió a los directivos de la Conducción Única de Trabajadores Argentinos, "CUTA", entidad que surgió de la fusión realizada, coincidentemente con la visita de la Comisión, por el Gremio de los 25 y la Comisión Nacional de Trabajadores, CNT. El primer acto público de la nueva agrupación sindical fue precisamente la entrevista con la CIDH.
h) Entidades Comerciales, Industriales y Empresariales
La Comisión celebró también entrevistas con las siguientes entidades: Interventor de la Unión Industrial; Sociedad Rural Argentina; Cámara Junior de Buenos Aires; Asociación de Fabricantes de Celulosa y Papel; Cámara Argentina de Comercio; Federación de Industrias Textiles de Argentina; Coordinadora de Productos Alimenticios; Cámara de Industria Química; Unión Industrial de Buenos Aires; Cámara de Exportadores de la República Argentina; Unión Comercial Argentina; Asociación de Bancos "ADEBA", y Movimiento Industrial Argentino.
i) Otras Entrevistas celebradas
También se llevaron a cabo entrevistas con la Fundación Piñero Pacheco; la Federación Universitaria; la Federación Universitaria Tecnológica Argentina; las Asociaciones Israelitas Argentinas DAIA; y la Unión de Mujeres de Argentina.
La Comisión, además de las entrevistas mencionadas, se reunió con otras personas cuyo testimonio le interesó especialmente recoger. Entre ellas cabe destacar las celebradas con el escritor Ernesto Sábato; con el dirigente sindical Lorenzo Miguel; con el periodista señor Jacobo Timerman; y con el dirigente sindical Profesor Alfredo Bravo.
Finalmente, la Comisión sostuvo el día martes 18 de septiembre una entrevista con los directores o representantes de diversos medios de comunicación, en la cual se analizó el tema de la libertad de prensa.
j) Investigación de ciertos casos
La Comisión en las ciudades de Buenos Aires, Córdoba, La Plata, y Rosario, cumplió diferentes labores de investigación inherentes a la observación in loco, y atendió, según el caso, a personas y entidades que manifestaron interés en exponer problemas o plantear denuncias referidas a los derechos humanos.
k) Centros de Detención
La Comisión visitó las cárceles de Villa Devoto; Caseros; Resistencia; Rawson; Unidad 9 de La Plata; Olmos y los centros militares de detención denominados Magdalena, cerca de La Plata y la Rivera en Córdoba. También se visitó la cárcel de Córdoba y la Unidad 21 conocida como Instituto de Resocialización.
Por otra parte, la Comisión visitó la Superintendencia de Seguridad Federal o Coordinación Federal, la Escuela de Mecánica de la Armada y la Comisaría N° 9 de Buenos Aires.
l) Recepción de Denuncias
La Comisión, en el comunicado de prensa inicial, invitó a todas las personas que consideraban que alguno de los derechos establecidos en la Declaración Americana les ha sido desconocido, a que presentaran su correspondiente denuncia.
En la ciudad de Buenos Aires se atendió al público (en las oficinas de la Avenida de Mayo 760) desde el día viernes 7 de septiembre hasta el día sábado 15 de septiembre. En Córdoba se recibieron las denuncias en el Hotel Crillón del día 10 al 14 de septiembre y en la ciudad de Tucumán en el Hotel Versalles, los días 14 y 15 de mismo mes.
El número total de denuncias recibidas asciende a 5580, de las cuales son nuevas 4153, que se encuentran en proceso de tramitación de acuerdo con las disposiciones reglamentarias; 1261 comunicaciones se referían a casos registrados y oficialmente en trámite y 166 se referían a temas no relacionados con violaciones de derechos humanos.
Todas las personas que quisieron formular sus denuncias fueron debidamente recibidas.
4. El Gobierno argentino prestó su permanente cooperación a la Comisión, le brindó todas las facilidades para el cumplimiento de sus labores y reiteró su compromiso de no adoptar represalias en contra de las personas o instituciones que suministraron a la Comisión informaciones, testimonios o pruebas de cualquier naturaleza.
Asimismo, la Comisión desea dejar constancia de su agradecimiento por la cooperación que le brindaron los medios de comunicación, las distintas instituciones representativas de la comunidad argentina y, en general, el pueblo argentino.
5. El jueves 20 de septiembre la Comisión en pleno se reunió por segunda y última vez con el Presidente de la Nación Teniente General ® Jorge Rafael Videla, quien estuvo acompañado por los Ministros del Interior y de Relaciones Exteriores y Culto. En esta ocasión y dada su importancia, la Comisión le hizo entrega de un documento de Recomendaciones Preliminares, cuyo texto se transcribe a continuación:

RECOMENDACIONES
DE LA COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS
AL GOBIERNO DE ARGENTINA
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, con motivo de su visita de observación in loco a la República Argentina, se permite formular al Gobierno argentino las siguientes recomendaciones preliminares:
I. Desaparecidos:
La Comisión estima que el problema de los desaparecidos es uno de los más graves que en el campo de los derechos humanos confronta la República Argentina. En tal sentido la Comisión recomienda lo siguiente:

a) Que se informe circunstancialmente sobre la situación de personas desaparecidas, entendiéndose por tales aquellas que han sido aprehendidas en operativos que por las condiciones en que se llevaron a cabo y por sus características, hacen presumir la participación en los mismos de la fuerza pública.

b) Que se impartan las instrucciones necesarias a las autoridades competentes a fin de que los menores de edad desaparecidos a raíz de la detención de sus padres y familiares y los nacidos en centros de detención, cuyo paradero se desconoce, sean entregados a sus ascendientes naturales u otros familiares cercanos.

c) Que se adopten las medidas pertinentes a efecto de que no continúen los procedimientos que han traído como consecuencia la desaparición de personas. Al respecto, la Comisión observa que se han producido recientemente casos de esta naturaleza que como todos los demás deben ser esclarecidos lo antes posible.

II. Detenidos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional y derecho de opción para salir del país:
La Comisión ha podido enterarse de la situación de los detenidos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional así como de los mecanismos para hacer uso del derecho de opción para salir del país. A este respecto, la Comisión recomienda lo siguiente:
a) Que la facultad que el Artículo 23 de la Constitución otorga al Jefe de Estado para detener personas bajo el régimen de Estado de Sitio, se sujete a un criterio de razonabilidad y no se extiendan las detenciones indefinidamente en tiempo.

b) Que, en consecuencia, se ponga en libertad a las siguientes personas detenidas a disposición del Poder Ejecutivo Nacional:
i. Aquellas que sin causa razonable y por tiempo prolongado se encuentran detenidas para que la detención no se convierta en pena, que sólo el Poder Judicial puede imponer;
ii. Los que han sido absueltos o que ya han cumplido sus penas;
iii. Los que son elegibles para gozar de libertad condicional, en caso de haber sido condenados.
c) Que se restablezca a plenitud el ejercicio del derecho de opción para salir del país, a efecto de que el trámite de las solicitudes no sufra dilaciones que entorpezcan la efectividad del ejercicio de dicho derecho.

III. Métodos de Investigación
En lo referente a los métodos de investigación, la Comisión recomienda lo siguiente:
Que se investiguen a fondo las denuncias acerca de la utilización de torturas y otros apremios ilegales en los procedimientos de investigación de las personas detenidas, que los responsables de actos de esa naturaleza sean sancionados con todo el rigor de la ley y se tomen las medidas necesarias para prevenir la aplicación de tales métodos.
IV. Régimen Carcelario:
En lo referente al régimen carcelario la Comisión recomienda lo siguiente:
Tomar las medidas pertinentes para que los detenidos en algunos centros penitenciarios no sigan privados de condiciones elementales para su salud física y psíquica, tales como la luz solar, lectura y ejercicios físicos, reducir el tiempo excesivo de permanencia en las celdas y evitar la imposición de castigos por faltas triviales.
V. Jurisdicción Militar:
En lo referente a las personas que se encuentran procesadas o sentenciadas por la jurisdicción militar, la Comisión recomienda lo siguiente:
a) Asegurar a las personas sometidas a juicio ante los tribunales militares, las garantías del debido proceso legal, especialmente el derecho de defensa por un abogado elegido por el procesado.
b) Designar una comisión de juristas calificados para que estudie los procesos llevados a cabo por tribunales militares durante la vigencia del Estado de Sitio, y que en los casos en que se hayan omitido las garantías inherentes al debido proceso haga las recomendaciones pertinentes.
VI. Garantías procesales y de defensa en juicio:
En relación con las garantías procesales y de la defensa en juicio, la Comisión recomienda lo siguiente:
a) Que se den las seguridades y facilidades para que los jueces procedan a investigar, en forma efectiva, los casos de las personas detenidas en virtud de las leyes de seguridad.
b) Que se otorguen las garantías indispensables para la eficaz defensa que corresponde ejercer a los abogados que patrocinan a los procesados.
Buenos Aires, Capital Federal
20 de septiembre de 1979
6. Ese mismo día la Comisión dio por concluida la observación in loco en Argentina. En esa fecha, la Comisión emitió el último Comunicado de Prensa.
C. Método empleado
1. Para la elaboración de este Informe la CIDH ha utilizado básicamente los elementos de juicio que ha obtenido por sus propios medios, antes, durante y después de la observación in loco. De una manera especial, se han considerado las denuncias, los testimonios y las informaciones recibidas por la CIDH o por la Comisión Especial que visitó la Argentina, fuentes esas que han sido utilizadas en la elaboración de este documento, aunque, por cierto, no es el presente informe el resultado de la mera suma de tales denuncias, testimonios e informaciones.
Ha sido también, desde luego, objeto de cuidadoso estudio la legislación de la República Argentina, la jurisprudencia de sus tribunales y las normas internacionales aplicables en materia de derechos humanos. La CIDH ha consultado, asimismo, diversos documentos que tratan directa o indirectamente de la situación de los derechos humanos en la República Argentina o que de alguna manera permiten conocer y comprender mejor la historia contemporánea de este país, entre ellos, algunos preparados por el Gobierno argentino y por diferentes entidades argentinas.
2. La CIDH desea también dejar constancia que durante la observación in loco, además de las informaciones que le proporcionaron autoridades gubernamentales, recibió y oyó a personeros de instituciones representativas de todos los sectores de la sociedad argentina y a todas las personas que quisieron presentar quejas o testimonios sobre la situación de la Argentina en materia de derechos humanos.
3. El presente Informe toma en consideración las observaciones y comentarios formulados por el Gobierno de Argentina en su nota de 29 de febrero de 1980 al Informe Preliminar que la Comisión aprobó el 14 de diciembre de 1979 y que con esa misma fecha entregó al Gobierno argentino.
En relación a tales observaciones, la Comisión considera oportuno exponer algunos criterios generales, especialmente en relación con los casos o denuncias individuales que se incluyen en el presente Informe.
La utilización de estos casos, a juicio de la Comisión, son ilustrativos de los diferentes temas y situaciones que se tratan en el Informe, buscando a través de ellos presentar con la mayor objetividad la situación de los derechos humanos en la República Argentina.
La Comisión desea aclarar que la presentación de esos casos individuales, cuando su tramitación no ha concluido, no implica necesariamente un prejuzgamiento definitivo sobre ellos. Cada denuncia individual que se menciona en el presente Informe ha seguido o seguirá el correspondiente trámite reglamentario, el cual, si aún no ha finalizado, terminará con un pronunciamiento o resolución sobre el fondo de la materia que ha sido objeto de la denuncia.
En algunos casos individuales que se incluyen en el presente Informe, la CIDH ya ha adoptado la correspondiente resolución. Aquellas en las cuales el Gobierno argentino ha solicitado una reconsideración, han sido objeto de un cuidadoso estudio a la luz de las nuevas informaciones suministradas por el Gobierno; si aún así se han incluido, ello se debe a que, a juicio de la Comisión, la reconsideración del caso no se justificaba.
En los casos en que la Comisión ha decidido incluir una denuncia, cuya tramitación aún no ha terminado, ello se ha debido a que los elementos de convicción de que ha dispuesto la Comisión le han permitido estimar prima facie su veracidad, especialmente cuando las observaciones presentadas por el Gobierno argentino no permiten desvirtuar el contenido de tal denuncia.
Por otra parte, el Informe no sólo contiene denuncias individuales sino que también hace referencia a informaciones y documentos recibidos durante la observación in loco, la cual se efectuó precisamente para recoger tales elementos de convicción que permitan reflejar fielmente la situación del país en materia de derechos humanos.
Respecto de estas informaciones y documentos recogidos durante la observación in loco, la CIDH consideró que el momento procesal adecuado para ponerlos en conocimiento del Gobierno era, desde luego, el Informe Preliminar mismo, con lo cual se dio oportunidad así al Gobierno para que a través de sus observaciones pudiera responder a la Comisión lo que estimara pertinente.
Cabe, asimismo, señalar que la CIDH en todos y cada uno de los casos registrados como denuncias individuales –los que aparecen identificados en este Informe con un número—se dio conocimiento al Gobierno argentino con anterioridad a la aprobación del Informe y que, en todo caso, ha tenido una oportunidad procesal para formular los comentarios y observaciones que ha estimado procedentes.
4. Finalmente, la Comisión quiere dejar constancia que en la transcripción de las partes pertinentes de las denuncias que se contienen en el Informe se ha decidido suprimir, cuando a la Comisión no le ha constado directamente, los nombres de aquellos funcionarios públicos o agentes de seguridad que aparecen denunciados como autores de violaciones de derechos humanos. Sin embargo, la Comisión confía que tal omisión no sea un obstáculo para que el Gobierno argentino adopte, de acuerdo con su ordenamiento jurídico interno, las medidas necesarias para investigar tales denuncias y que en caso de comprobar abusos o delitos, sancione con todo rigor a los responsables.
Primer Comunicado de Prensa
El día de hoy ha iniciado sus actividades en territorio argentino, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos integrada por su Presidente, Doctor Andrés Aguilar, y por los Miembros Doctores Luis Demetrio Tinoco Castro, Carlos A. Dunshee de Abranches, Tom Farer, Marco Gerardo Monroy Cabra y Francisco Bertrand Galindo. Actúa como Secretario el Doctor Edmundo Vargas Carreño, Secretario Ejecutivo de la Comisión, asistido de personal profesional, técnico y administrativo de la misma. El propósito de la visita es realizar una observación relativa al respeto de los derechos humanos, a las denuncias acerca de violaciones a dichos derechos y estudiar y analizar la situación de la materia a efecto de preparar un informe sobre la vigencia de tales derechos, de conformidad con las disposiciones normativas que rigen la Comisión. Durante su permanencia en Argentina, la Comisión sostendrá entrevistas y audiencias con autoridades, entidades y personas representativas de los distintos sectores que conforman la sociedad argentina, entre otros, de carácter político, profesional, religioso, empresarial, gremial, estudiantil, laboral, humanitario, y medios de comunicación colectiva. El Gobierno de Argentina formuló la invitación correspondiente a la Comisión para efectuar la visita, y le ha dado amplias seguridades de que dispondrá de libertar irrestricta para visitar centros o sitios de detención, para poder entrevistar a todas las personas e instituciones que la Comisión estime necesario y de que las personas e instituciones que deseen comunicarse con la Comisión podrán hacerlo sin obstáculos de ninguna clase y de que no se adoptarán represalias contra ellas. La Comisión realizará sus actividades de acuerdo con el programa preparado al efecto, tanto en la ciudad de Buenos Aires, Capital Federal, como en otras localidades del país, entre ellas, Córdoba, Tucumán, La Plata, Trelew y Resistencia. En todos estos lugares la Comisión atenderá, según el caso, a personas y entidades que deseen exponer sus problemas y plantear, para su trámite reglamentario, denuncias referidas a los derechos humanos. La Comisión espera que durante su permanencia en Argentina, las personas que estimen han sufrido violaciones de derechos humanos así como representantes de entidades que integran la sociedad argentina, le presten su cooperación, con el objeto de coadyuvar a una mejor comprensión de la realidad argentina en el campo de los derechos humanos. La Comisión tendrá sus oficinas en la forma siguiente: 1. Buenos Aires, Capital Federal: Avenida de Mayo 760 – Del 7 al 15 de septiembre. 2. Córdoba: Hotel Crillón – Del 10 al 14 de septiembre. 3. Tucumán: Hotel Versalles – Del 14 al 15 de septiembre. Buenos Aires, Capital Federal, 6 de septiembre de 1979.
El último Comunicado de Prensa de la Comisión
Hoy concluyó la observación in loco sobre la situación de los derechos humanos en la República Argentina que por invitación del Gobierno realizó la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a partir del día 6 de septiembre. Durante su permanencia en el territorio de la República Argentina, la Comisión se entrevistó con el Presidente de la Nación, miembros de la Junta Militar de Gobierno, Presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ministros del Interior, de Relaciones Exteriores y Culto, de Justicia, y de Cultura y Educación, así como con otras autoridades civiles y militares, tanto nacionales como provinciales. También la Comisión tuvo la oportunidad de reunirse con ex-Presidentes de la República, el Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, y representantes de diversas instituciones políticas, religiosas, culturales, de defensa de los derechos humanos, de los medios de comunicación colectiva, profesionales, científicos, empresariales, sindicales y estudiantiles, de todas las cuales recibió su importante testimonio acerca de la situación de los derechos humanos en la República Argentina. La Comisión visitó igualmente los recintos penitenciarios de Caseros y Villa Devoto, en Buenos Aires, las Unidades 1 y 8 en Olmos, la Unidad 9 de La Plata y las cárceles de Córdoba, Resistencia y Rawson, así como los centros militares de detención de La Rivera, en Córdoba, y de Magdalena, en la Provincia de Buenos Aires. Asimismo, la Comisión recibió en Buenos Aires, Córdoba y Tucumán las denuncias que se le formularon por presuntas violaciones de derechos humanos. Tales denuncias serán tramitadas de conformidad con el Estatuto y el Reglamento de la Comisión. El Gobierno argentino, por su parte, se ha comprometido con la Comisión a no tomar ningún tipo de represalias respecto de las personas que presentaron denuncias a la Comisión, así como también en relación a las entidades e instituciones que le proporcionaron informaciones o testimonios. Tanto en las ciudades de Buenos Aires, Córdoba, Rosario y La Plata, la Comisión realizó diversas actuaciones tendientes a esclarecer ciertos hechos que le habían sido denunciados. La Comisión, desde luego, no puede adelantar ninguna opinión en cuanto a la situación de los derechos humanos en la República Argentina. Ella se reunirá en su sede de Washington durante el curso del mes de noviembre y tomando en consideración la valiosa información recogida durante su observación in loco y los documentos e informaciones que le han sido solicitados al Gobierno y que éste se ha comprometido a suministrar dentro de breve plazo, así como las otras fuentes de que dispone, elaborará su correspondiente informe, el cual será transmitido al Gobierno para que éste presente las observaciones que estime oportunas. Una vez analizadas tales observaciones, la Comisión transmitirá al órgano correspondiente de la OEA y lo hará público. Sin perjuicio de lo anterior, por su urgencia e importancia, la Comisión ha entregado al señor Presidente de la Nación hoy día, un documento contentivo de recomendaciones preliminares sobre aquellos asuntos que requieren de una pronta atención. La Comisión desea dejar constancia de las facilidades que tuvo de parte del Gobierno para el cumplimiento de su misión y agradecer la cooperación que le brindaron las autoridades, los medios de comunicación, las distintas instituciones representativas de la comunidad argentina y, en general, el pueblo argentino. Buenos Aires, 20 de septiembre de 1979.


Integrantes: Casco Melina, Speglic Cecilia y Timponi Marcelo


Sergio Lapaegüe: Un hombre que impuso un estilo descontracturado

Con el uso de muletillas como “sea amigo” o “acompáñeme”, el periodista ha logrado cambiar el modo de conducir un noticiero presentándolo de manera descontracturada, informal y hasta algo irónica, logrando atraer la atención de la audiencia por su transparencia ante las cámaras y la sensación de “una charla de amigos”. Sin embrago, lamenta no poder disfrutar más su rol de padre y marido.

Desenvuelto, simpático, graciosos, con una alegría contagiosa y una sonrisa acompañada por el cansancio de dormir tan solo dos horas; Sergio Lapegüe ingresa al moderno bar decorado con radios antiguas, ambientado con sillas, mesas negras y un sillón blanco del largo de la pared, ubicado dentro del elegante edificio de la radio FM Blue 100.7 en donde realiza su programa “Te lo dice un amigo”. El conductor descontracturado e informal de TN Central, TN de Noche y TN a la Medianoche expresa con sinceridad en su mirada sostenida, que trabajar en un estudio grande y con cámaras robóticas “es lindo, relajante y a la gente le gusta”.

Como devolución por el cariño recibido, el inquieto periodista comenta que se hace un espacio para responder los mails que le llegan y para llamar a los espectadores que le dejan su teléfono; “¡No lo puedo creer, usted no es!-me dicen.¡Si, soy yo!, ¿Qué quiere que le diga?-¡Sean amigo!, sean amigos; ¡Hay no lo puedo creer!, te dicen”, explica mientras sonríe.

Lapegüe conduce hace un año y medio el noticiero de TN Central en lugar del fallecido periodista Mario Mazzone, a quien recuerda cada vez que finaliza el noticiero con su frase “Como decía un amigo…”. Con gran dolor, un nudo en la garganta, con los ojos llenos de lágrimas pero impidiendo que se caigan, y como si parte de él también se hubiera ido, expresa que reemplazar a su amigo “fue muy fuerte”, que trató de ayudarlo en todo lo que pudo y que sufrió profundamente su enfermedad.

Sosteniendo que está bien en el canal Todo Noticias y que sería un golpe muy fuerte irse, el periodista desmiente haber recibido la oferta de conducir Caiga Quien Caiga (CQC) ya que nunca lo llamó nadie. Sin embargo, admite que pensaría la propuesta a pesar de ser un formato distinto, “yo me siento muy cómodo en ese formato porque soy medio loco, así como ellos”, desliza riéndose.

El conductor adelanta su idea de “crear un club de amigos solidarios” para construir un hospital chiquito pero con alta complejidad para la gente pobre y humilde que alberga y mantiene la Fundación Argentina de Transplante Hepático del cual es colaborador. “Mi idea es poner una cuota solidaria y juntar plata para mantener la estructura”, sostiene. Pero aclara que no es frivolidad sino que es una acción solidaria que va a materializar porque ya habló con los médicos de la fundación y les interesó.

Amante del trabajo, sueña con tener un “Noticiero-Show” absolutamente descontracturado garantizando que se vería mucho más que cualquier noticiero porque la gente ya está cansada de “Rápidamente vamos con más información”, sostiene mientras toma una postura firme frente a una cámara imaginaria. Además, habla de su sueño de descansar, de escribir y disfrutar de su familia frente al mar, mientras visualiza en su mente esa ansiada postal.

Con un presente excelente, el transparente conductor lamenta no poder ejercer su rol de padre con sus dos hijos, Elvis (11 años)- con quien comparte su fanatismo por Boca y Banfield-y Micaela (15 años). “No ceno con ellos, no se lo que es hacer un deber con los pibes. Lo que si cada ves que estoy con ellos, lo que hago es jugar. A parte ellos me demandan, me piden”, dice afligido. También, siente el no poder estar más tiempo junto a su esposa Silvia, a quien conoció hace 19 años en un boliche y con quine lleva casad 16.

Por esta razón, el periodista, conductor de radio y televisión, figura de la propaganda de Actimel y el encargado de haber puesto la voz en off para la propaganda de Presto Pronto, decidió tomarse un pequeño y merecido descanso junto con su familia en Disney World, para tratar de saldar la deuda que tiene con su esposa e hijos; y para observar la cara de felicidad de Elvis y Micaela con los regalos recibidos: el viaje a Disney y la entera disposición de su papá.

lunes, 29 de marzo de 2010






















Un trabajo que se convirtió en pasión


Por necesidad, por cuestiones del destino y gracias a la ayuda de Eva Duarte de Perón, Juan Ruiz comenzó a ganarse la vida en los Ferrocarriles sin imaginar jamás que pasaría casi 39 años trabajando en las vías del tren. Aunque ya se retiró hace dieciocho, mantiene latentes en su mente y en su corazón los recuerdos de aquel tiempo de lucha mezclado con felicidad.

Acompañado por el canto de los pájaros interrumpido, por momentos, por la marcha lejana del tren de pasajeros y por el paso de la máquina del tren de carga que costea la pared del patio de su casa; el ferroviario Juan Alberto Ruiz se sienta tranquilo, pero a la vez ansioso, en una silla plástica negra, sin querer dejar pasar un minuto más para contar su vida fuera y dentro del ferrocarril.
Su historia se inicia en su querido pueblo natal llamado Pueblo Brugo, provincia de Entre Ríos, donde creció y se crió junto con su familia hasta los 13 o14 años. Con esa edad se trasladó a María Grande para trabajar en la barraca con los Uranga – uno de ellos fue Gobernador en la provincia de Entre Ríos-, aunque era necesario que lo mandaran un mes al matadero de Paraná a realizar prácticas para aprender a desollar (sacarle el cuero al animal), ya que los Urangas compraban el cuero. “Tenía un charré con caballos, iba al matadero, desollaba, cargaba los cueros y lo traía al panadero. Los llevaba a las salmueras donde estaban por veinticuatro horas, los sacabas y los llevabas a las pilas donde los salabas, se extendía y se salaba. A los 30 días se sacaba, se sacudía y venía el camión que los cargaba y se los llevaba a Paran”, describe este proceso visualizando en su mente el trabajo.
De la mano de los Urangas recorrió casi medio Entre Ríos. Conoció María Grande, El pingo, Hernandaria, Viale, Crespo, Hernández, Ramírez, Manuel Ocampo, Bovril, Rosario, Tala…debido a que los Urangas tenían barracas en todos estos pueblos y, además, poseían la curtiembre a la entrada de Paraná, en la calle Almafuerte. “Hablar de Uranga es hacer de cuenta que estabas en tu casa”, sostiene.
Poco tiempo después, se fue de María Grande a Paraná para trabajar en un bar lácteo de 6 a 12 de la noche como encargado de la atención al cliente en la parte de bebidas, sándwiches, pizzerías, entre otras tareas, junto a tres compañeros.
Pensando en su futuro, Petrona Antonia Ruiz – su hermana mayor, quien ya se encontraba viviendo en Buenos aires, en la calle Saujil 167 (Boedo), -viajó a Entre Ríos en busca de Juan para traerlo en barco a la ciudad puesto que en esa época existía mucha oferta laboral. “Yo vine acá como una lauchita flaca, puras orejas y no conocía a nadie”, desliza mientras sonríe.
Días después de su llegada a la gran ciudad, se dirigió con su hermana a la Secretaría de Trabajo y Previsión, donde se encontraba Eva Duarte de Perón, en busca de un empleo. “Evita venía y hablaba con todos. Los saludaba, le preguntaba de donde venía, qué buscaba, qué quería”, explica con los ojos vidriosos. Cuando “Evita” se acercó a él, le explicó que “buscaba trabajar en una parte en donde hubiera vivienda por que no tenía nada, no conocía a nadie y no tenía donde vivir”. Mientras continúa emocionado, Juan evoca, “Evita llamó a los empleados que tenía ahí y les dice: A ver búsquele, déle…la parte que haya vivienda. Búsquele y mándele para que le den trabajo”.

Los empleados de la Secretaría de Trabajo y Previsión le explicaron a Juan que el único trabajo en donde iba a conseguir una casa era en el ferrocarril. Como en ese tiempo ya se encontraba viviendo en Ramos Mejía, en la calle Alvarado 927, porque su hermana se había mudado allí, le expresaron que lo iban a mandar a Haedo. Le dieron una orden y le indicaron que vaya a Once, donde lo iban a atender y le iban a comunicar el destino en donde había viviendas. Se dirigió a Once, donde le entregaron otra orden más; y le dijeron que se presentara en Haedo a la mañana siguiente para que vea en el distrito al inspector de vías, el señor Barri.

La conservación de las vías

A la mañana siguiente, Ruiz se presentó ante el señor Barri, quien le informó que lo mandaría a trabajar en la cuadrilla volante de Tablada. “¡Qué sabía lo que era yo!”, desliza. Sin embargo, poco tiempo pasaría en descubrir que se trataba de un grupo de hombres con pala ancha y pico pisón (una parte con punta y la otra parte para apisonar el durmiente) que se trasladan en una zorra al lugar donde se solicita su trabajo. En una zorra a motor iban el capataz, el teniente y cuatro obreros, y en una segunda zorra, el resto de los obreros sentados junto con el material (durmientes-rieles-etc.). Su labor era la conservación de las vías férreas. “Del ferrocarril es el peor laburo. Tenés que andar con picos, palas, llueva o truene. Y había que hacer 30 o 40 kilómetros en zorrita. En verano más o menos, cuando hace frío hay que aguantarla, por que es todo descubierto”, explica el ferroviario.
Una vez que le entregaron la orden, le indicaron que a las siete de la mañana debía presentarse en Tablada, le explicaron en dónde tenía que tomarse el tren y le informaron que apenas él llegara debía presentarse ante el capataz, porque sería el encargado de darle la vivienda y el trabajo. No obstante, la mañana del 3 de marzo de 1952, llegó a Tablada alrededor de las siete y veinte, porque no conocía cómo eran los horarios del tren. El jefe de estación le comunicó que la cuadrilla ya había salido a las siete y que regresarían a las cinco menos cuarto porque comían afuera. Mientras esperaba el retorno de la cuadrilla, el jefe de estación le mostró el campamento y lo que sería su vivienda, conformado por vagones de trenes. “Se me cayeron las medias”, revela.
Unas horas más tarde, llegaba al campamento una zorra ocupada por cinco hombres extranjeros, tanto jóvenes que hacía tres o cuatro días que habían entrado, como viejos que ya estaban para jubilarse. Iban todos amontonados.
Mientras el capataz acomodaba a Juan en uno de los vagones que conformaban la cuadrilla, le preguntó cuándo podría empezar a trabajar. Pero como todavía Ruiz tenía asuntos que arreglar, el capataz le dio un plazo de tres días, pero le advirtió que si a los tres días no se presentaba quedaba cesado. Sin embargo, y a pesar de su desilusión por lo que le brindaba el Ferrocarril, el día 6 de marzo se presentó en su trabajo.

Paso a Paso

Al poco tiempo, el capataz le informa a la cuadrilla que debían preparar todas las herramientas y todas sus pertenencias porque se iban hacia Mariano Acosta. “Fue el inspector y dice: Se van a ir a Mariano Acosta. Es un pueblito que van a tener para hacer cancha de fútbol, jugar al fútbol. Lo van a pasar bien. Había una escuela, la estación y el destacamento, no había nada”, recuerda Juan.
Los ferroviarios, generalmente, tenían libres los sábados y domingos. Lo único que podían hacer en Mariano Acosta era permanecer en la estación hasta la una o las dos de la mañana; o escuchar a su compañero el “Turco” Sánchez tocar la armónica y romper con la tranquilidad de la noche, generando una sensación de fiesta dentro del vagón. Sin embargo, al poco tiempo la cuadrilla se hizo amigo del hijo de un carnicero que no sólo les brindaba algún alimento sino que, gentilmente, también les pagaba las entradas al cine. “El pibe era medio…como te puedo decir…que no tenía junta. Se juntó más con nosotros porque se divertía más. Entonces, él aportaba, abría la carnicería y traía alguna sardina, alguna caballa, alguna porquería así. Yo los llevo si quieren ir al cine, nos decía y bueno, nos íbamos y él pagaba todo”, explica.
En 1954, su camino en el ferrocarril se vio interrumpido por la colimba que realizó durante ocho meses y ocho días en Campo de Mayo, pero al terminar el cumplimiento militar regresó a Mariano Acosta para continuar trabajando. “Estuve ahí poco tiempo, no habré alcanzado al año, o ponéle dos años”.
Su temporada en la cuadrilla volante de Mariano Acosta terminó cuando consiguió una vacante para trabajar en la localidad de Haedo. Con el tiempo pasó a formar parte de la cuadrilla volante en la estación local, donde tenía un sueldo mayor. Al tiempo volvió a Haedo para trabajar en la vía general de Moreno a Haedo, y en este tiempo se convirtió provisoriamente en ayudante de capataz. “Por ahí estaba tres meses acá, tres meses en otro lado. Estuve en Tablada también, relevando, en Las Heras, de nuevo en Mariano Costa, relevando-de supervisión”.
En poco tiempo inauguró la cuadrilla volante como peón, pero como un ayudante que era un peón especializado y que aún realizaba trabajos en la vía. Después de ahí comenzó a hacer suplencias en Haedo como segundo ayudante o, mejor dicho, como segundo capataz.
En el año 1960 comenzó a estar más en la parte de supervisión, pero no como efectivo, y en ese mismo año, comenzó a vivir en una casa del ferrocarril ubicada en la calle Pueyrredón hasta el 20 de septiembre de 1980, cuando se mudó a la calle Intendente Goria 1832, (donde vive actualmente), ya que le correspondía esa vivienda de acuerdo a la vacante que él tenía en ese momento: suplencias de supervisión. “Yo permanecía en la vivienda pero estaba disponible para el ferrocarril las 24 horas. Cualquier desperfecto, ineficacia, descarrilamiento, accidente, que agarró un caballo, que agarró un coche, que se cortó un riel, cualquier cosa te llamaban. Y me convenía a mí, por eso no salía nunca a ningún lado, siempre estaba firme. Salía un sábado a la una hasta el lunes a las 7 de la mañana, y el día sábado y el domingo era cuando más despelote había, cuando más te llamaban, y a mi me convenía por que yo salía el sábado a la una de la tarde (franco), por ahí me llamaban a las 10 de la noche por que agarró una persona o por que un riel roto. De la una hasta las 10 de la noche del sábado es tiempo interrumpido al descanso, te pagan al cien por cien, y a partir de ahí estabas tres horas y te pagaban tres horas cien por cien y siempre quedaba disponible. Por ahí pasaba que te volvían a llamar y volverte a interrumpir sería otro cien por cien, y yo al día lunes me presentaba a trabajar, no me tomaba el descanso por que le vendía el franco a los ferrocarriles entonces me pagaban sábado a la una hasta el lunes 7 de la mañana, me correspondía: desayuno, almuerzo y cena para todos los días. Me ganaba cada changas de esas” - reconoce con picardía.
En ese año, se emplea como efectivo de capataz para trabajar en Haedo, pero solo por un tiempo a causa de que en 1981 recibe el puesto de inspector para supervisar la obra de Castelar a Once, más precisamente, para supervisar la renovación de vías. Cuando en el año 1982 terminó con la obra, estuvo un tiempo más relevando de inspector hasta que consiguió la vacante norte de Inspector de Primera Concepción a Cargo, lo cual significa que tenía bajo su responsabilidad desde Ramos Mejía hasta Once, incluyendo el túnel de carga, el túnel de pasajeros y todas las playas. “Supervisar viene a ser lo mismo que hacía cuando entré yo al ferrocarril de inspector general. Todo desde Ramos mejía estaba a cargo mío, lo que era la parte de vía. Tenía dos ayudantes y cinco cuadrillas, aparte toda la maquinaria, el personal, la parte administrativa”.
Desde hacía tiempo, los ferroviarios venían solicitándole a la empresa que comprara dos máquinas que se colocan por delante y por detrás del tren para logar impedir que se desplazara por la pendiente que se encuentra al ingresar a Once. “Que no. Que no era necesario- decían. Se le ponían unas cuñas y entonces las llantas venían y calzaba uno de cada lado. Eran hasta diecisiete vagones los que llevaba, no eran dos o tres vagones. Y hasta veinte picos serían. Se lleva con piedras, rieles, material, maquinaria…todo arriba. Era mucho peso y mucho vagón para una máquina, Y aparte, esas máquinas hacían la excavación, y el movimiento de la máquina, aunque parece que no, hace temblar. Y había quedado el furgón, no a la entrada del túnel, pero ya iba con pendiente. Calzado estaba. Ya habían sacado durmientes viejos, medio durmiente, pedazos. Y por ahí, veo que empieza a moverse, y digo: se nos va el corte, se nos va el corte. Y comenzó, un poquito más fuerte, más fuerte, más fuerte, a moverse. Y cuando ya entró a moverse, le digo al guarda: largáte, largáte que se va para abajo. Tiráte. Y eso que estaba el furgón frenado y todo. Nosotros de abajo, cuando se iba moviendo, le íbamos poniendo durmientes viejos en la rueda. Los pisaba y los cortaba como si hubiera sido cortada a sierra. Fue a parar abajo y como el túnel, más o menos cien metros a nivel, y ahí comienza a subir. Y bueno, cuando llegó hasta ahí, subió hasta la mitad de la subida y volvió. Quedó haciendo Vaivén ahí. Y ahí se tuvo que parar. Para sacarlo de ahí, al otro día con dos máquinas. Las dos máquinas juntas tirando para arriba. Y nosotros habíamos pasado una nota pidiendo una máquina atrás y adelante para que no sucediera lo que sucedió. ¿Vos te crees que hicieron algo? Al otro día pusieron la máquina, pero a nosotros no nos dijeron nada” -explica con bronca aún.
Por otro lado, también recuerda los problemas con los que tuvo que lidiar tanto en el túnel de pasajeros como en el túnel de carga: “El túnel de pasajeros estaba siempre lleno de agua. Se inundaba porque estaba muy baja la vía. Entonces yo hice hacer una vara de 4 metros 50 centímetros, y lo ponía en el lomo del riel, al centro del túnel y tiene que tener 4 metros con 50 centímetros. ¡Le daba como cinco metros! Yo lo hacía tocar allá (el techo del túnel) y el otro con el metro miraba de la parte del riel al pedazo que yo tenía y ahí medíamos la diferencia que había. Después hablando con el capo, le digo: mirá, está así, así y así. Yo te lo levanto. Pero si vos me mandás piedras al balastro (tren formado por cuatro o cinco vagones con el fin de cargar todo lo que haga falta y traerte al lugar del accidente) yo te lo levanto. Bueno, comenzamos a preparar. Nos mandaba al ingeniero. Ingenieros que se recibían, que salían de la escuela de ingenieros de la parte de vía. Se recibían de ingeniero pero les faltaba práctica. Y me mandaban tres, cuatro. Y me decían: bueno, hoy le vamos a mandar a fulano para que le explique usted todas las picardías de las vías, como son, como es esto, como es aquello. Para que reconozcan el trabajo. Yo le voy a enseñar y luego me tienen cagando a mí, le digo. Allá iban y estaban conmigo. ¿Que le voy a venir a enseñar a ustedes?-les decía. No, jefe usted sabe. Enséñenos las picardías de la vía- me contestaban. Lo que pasa es que yo ahora les enseño a ustedes y luego ustedes me tienen cagando a mí”.
Juan continúa su relato con entusiasmo:“Y estaba un tal Grinoli, un muchacho macanudo, y comentando así le digo: mirá, vamos a ir a ver el túnel de pasajeros porque yo tengo pensado hacer esto, esto y esto. Si vos me das una mano te puede servir de experiencia, y a mí también. Esto para medir el gálibo, tirálo y ahí te da, tiene que tener 4 metros con 50 centímetros que es la nivelanza para que no choque el tren ni nada. Está a 5 metros. Fui y lo llevé. ¿Vos te animás?- le pregunté. Yo voy a traer una manguera y vamos a sacar un nivel de altura. Vamos a agarrar un punto fijo, medimos acá arriba, marcamos en la pared cuanto hay que levantar ahí. Él agarraba, pispeaba ahí, ponía ahí, tanto. Lo llevaba con la manguera 10 metros para allá y el punto fijo ya lo teníamos acá. Y de ahí, tiramos la manguera donde el agua se junta. Seguíamos 10 metros más allá, hasta que queda la manguera nivelada, y así levantamos todo. Ya teníamos las piedras, todo. Le pusimos seis gatos de vía, de quince toneladas cada gato, cada ocho metros de diámetro. Levanté, levanté, hasta llegar al punto que teníamos marcado. Los durmientes estaban acá, cuando los levantabas los durmientes estaban acá (marcando con las mano una altura superior) pelados con la vía, y las piedras se comenzaban a caer porque eran las que habíamos tirado. Picando y metiendo con la pala ahí, todo, rellenando. Después de ahí, alinear la vía para que no quede delineada. Una vez que esta bien alineada, bien calzado, quedaban los palos apoyados y calzar las cinco maderas que tiene la hiladora. Esas si, bien calzadas porque si falla ahí sí, chau. Cuando estaba todo rellenado, alineado, le digo: ingeniero, ¿qué le parece? Está bien, me dice. Le digo: tengo que hablar con Control. Hablo con Control: te voy a pedir por favor, que es imposible pero que hay que hacer lo posible, mandáme un tren abajo, a Plaza Miserere, pero con precaución. A cinco kilómetros por hora. ¿Cuándo lo vas a mandar a cinco kilómetros por hora con esa pendiente? Claro, cierra el regulador. Básicamente queda sin andar el motor. No habrá ido a cinco pero a veinte pasó. Cuando entró, ahí viene, y nosotros escondiditos a la par. Si llegaba a descarrilar nos mata a todos. Y la vía ya empezaba a crujir. ¿Sabés lo que era eso? Sonaba como si vos pisaras un palo seco, ya lo otro se iba asentando. En parte había quedado la vía media poceada, antes había más agua, más pozo y se poceaba más. Bueno muchachos, vamos a sacarle los golpes y a volver a rellenar. Y le digo: ¿y, ingeniero? No, hasta ahora va bien. Hasta ahora va bien, jefe- me dice. Después que llenamos eso, digo: bueno, mandáme otro tren. Vamos a ver qué pasa. Hizo un poco de cosas pero no ya tanto. Siempre hace ruido por las piedritas, la arenilla que queda arriba del riel y que hace ruido. Y digo: muchachos juntemos las herramientas y vamos. Se acabó el agua, se acabó todo. Después el ingeniero dice: lo felicito. Sabe lo bien que me vino a mí. El ejemplo que usted me dio con esto. Me alegro porque esto le va a servir de mucho. Sí, qué le parece. Lo que menos me imaginaba era que esto podía suceder”- recuerda con melancolía.
Sin embargo, un problema similar presentó el túnel de carga: “Siempre se inundaba. El túnel de carga tiene tres bombas para sacar el agua. Pero cuando entraba la carga, que lleva bolsas, porquerías, basura…ese plástico va a caer en la fosa y se tapan los filtros y se inunda. Ahí en Congreso, más o menos, cian metros o algo más que hace así (mostrando con la mano la bajada que la vía realiza) desde el nivel que está a la entrada hasta esta parte, hasta un metro diez de agua. ¡Mirá que diferencia hay, que desnivel! Vos mirabas desde acá y veías todo parejito, y era por el agua. Se entraba con chapas hasta las fosas de vías a sacarle las bolsas. Pero las bombas no andaban, porque cuando ya se juntaba agua así, llamabas por teléfono para que cortaran la corriente. Cuando quedaba la bomba libre, prendías la bomba y desagotaba todo”- explica.
Los robos también son cosas del pasado, y no lo digo por que no existieran sino por que siempre existieron y, lamentablemente, continuarán. “Yo entraba todas las semanas para revisar el túnel ese (de carga). Si quería todas las semanas, sino iba cada quince días, porque iban los ayudantes. Pero a mi me gustaba ir siempre a mirar como estaba. Y lo hacía de a pie, cinco kilómetros a pie. Pasa por debajo de la Casa de Gobierno el túnel de carga. Va y sale en Cangallo, allá en el puerto. Y todos lo subterráneos pasan por arriba. ¿Vos viste cuando vas a Caballito sobre la pared esos deltas (todos los cables negros) que hay? En ese túnel de carga había dos y habían cortado la corriente por que ya los trenes eléctricos no entraban más, entraban máquinas. Le afanaron todo, desde la cabina B hasta allá al puerto. Entraban con máquinas, máquinas moladoras, cortadoras y lo abrían. Medían diez metros y lo abrían arriba, sacaban el nailon, la brea y tenía cinco hilos de cobre del grueso del dedo. Y está lleno de aceite adentro y tenía, aparte de eso, una cosa de plomo; que eso es lo que se envolvía. Se afanaron todo el cobre, todo el plomo. Todas las semanas hacía denuncias. Tenía que hacer la denuncia porque estaba bajo responsabilidad mía y si yo no hacía la denuncia con que comprobaba. Yo solía entrar, a veces llevaba uno o dos muchachos y veías plomo doblado, el paquetito, tirado ahí para llevárselo. Le decía a los muchachos: no vayan a ir a tocar nada, ni a agarrar nada. Por ahí los van a agarrar con una cosa de esas y los van a cagar”. Siempre el ´Capando´ andaba seco y era un muchacho bueno. Fue y entró a cazar un paquete de esos, para venderlo y lo agarró la cana. Después tuve que ir yo a constatar si ese material era de vías. Y dije que si, que era de vía. Lo tuvieron preso. Después fue la secretaria del juez a mirar el expediente y a ver la condición del tipo. Le digo: “no, este es un pobre muchacho. Habrá querido llevarlo porque andaría seco y quería hacer unos pesos. Tiene familia. Lo largaron después. Pero cada dos meses o tres tenía que presentarse ante el juez, hasta que después quedó libre, pero no lo echaron” - revela.
Posteriormente, supervisó la renovación de Castelar a Once, incluyendo el control de los planos de formación, donde la experiencia fue terrible a causa de que se debieron renovar los durmientes, los rieles, hacer el desmonte de tierra…pero a la vez fue de gran éxito al trabajar todo con una empresa particular que tenía un ingeniero, un maestro mayor de obra y todas las comodidades. ”Yo siempre andaba con el metro y el nivel. Por que la nivelación de vía, en vía general, si hay dos vías el plan de formación viene para el centro. Si el plan de vía es simple, el plan de formación va para un lado. De Castelar, como será Morón, hay dos vías. Entonces el plan de formación va al centro y ese plan de formación es uno en veinte, quiere decir que cada metro es dos centímetros de pendiente. Y en el centro se ponen caños de sesenta (el diámetro que tiene que tener), que son agujereados arriba. Se ponen en línea para desagotar por que hay una pendiente y, toda el agua de la vía viene a parar en ese centro y de ahí se filtra. Y cada tanto se hacen cámaras de desinfección que es para limpiar y todo eso. Después el tramo queda con una pendiente entre la nueva y vieja vía. Al otro día, cuando venís, empezás de acá a sacar el resto que había quedado. ¡Uy, tiene cada trampa! Estuve más de un año, casi dos años supervisando eso” -explica demostrando su sabiduría.
Una vez que terminó la supervisión de estas renovaciones, continuó trabajando en Haedo también como supervisor pero ya sin agarrar ninguna herramienta. Tiempo después tuvo que supervisar la renovación de Haedo a Once, quedando finalmente empleado en Once: “Se renovaba cuatro tramos por noche. Tramos de 36 metros. Pero ya estaba armado. Ya lo llevaban listo para poner. Se agarraba unos pórticos grandes, y una vez que estaba la excavación hecha, lo agarrábamos y lo depositábamos ahí. Después vos armabas. Ponías las ligas, levantabas y ya estaba todo clavado, todo. Y luego tenías que largar las piedras arriba y rellenar, nivelar la vía. Eso era trabajo de todas las noches - explica el ferroviario.
Juan siempre proyecta en tomar, un día de estos, tanto el tren que pasa por Once para ir a Puerto Madero, como el tren que va hacia Mariano Acosta para ver como se encuentran las vías y también para recordar viejas épocas.

“Nadie te daba nada”

Tan sólo con algunas prendas en la maleta y sin nada de dinero, al igual que todos los jóvenes que empezaban junto con él, Juan iniciaba su paso por el Ferrocarril sin sospechar que su situación empeoraría puesto que recién a los dos meses de comenzar a trabajar cobrarían su sueldo de 125 pesos. A pesar de la difícil situación, tuvieron la suerte de que algunos de los viejos empleados los ayudaran con su salario. “Los viejos nos apreciaban porque nosotros parecíamos los hijos de lo viejos”.
Gracias al gesto amable de estos ferroviarios, los jóvenes pudieron alimentarse en una casa de comida llamado Onda, ubicado cerca de la estación de Mariano Acosta, debido a que los “Viejos” salieron de garantes de los muchachos hasta que ellos cobraran, momento en el cual fueron y pagaron.
A pesar de la falta de dinero y de la soledad de estar lejos de la familia, Juan encontró compañía y amistad en Logardo Chavasa (hermano de su esposa Mercedes), en Sánchez, en una tal ventura, en Torrico, en Escobar, en alguien apodado el oso y en Yatasto. Todos juntos formaron a los pocos días de conocerse una cuadrilla que no sólo compartía el trabajo sino también las aventuras y los rebusques para conseguir dinero. “Ese Ventura tenía una baraja, y bueno los Bolivianos (Torrico y Escobar) tenían plata ¡Vamos a enseñarle a los bolivianos a jugar al siete y medio! y les gustaba. Y lo bueno que teníamos era que todos los días no ganaba el mismo, ganaba otro del mismo grupo y con todo lo que le ganábamos a los Bolitas teníamos para comer. Y después compramos una sartén pero como hacemos para comprar los huevos, y el aceite si no teníamos nada”- recuerda con picardía. Con el tiempo, familiares de Juan se integraron al grupo de trabajo Ferroviario. Su hermano Luis trabajaba en la estación, su hermano Ricardo se desempeñó como guarda y su hermano Miguel continúa aún trabajando.
Por otro lado, todos los obreros dormían en el piso sobre un durmiente como cama y paja como su colchón, con la poca ropa que tenían y, si poseían, con alguna manta para abrigarse. “Y dormíamos en el piso. Alzaba un durmiente arriba del vagón y lo ponía a lo largo. Después cortaba Espartillo (paja brava) la acostábamos ahí y la dejábamos arriba que se secara y era el colchón. Y bueno una cobijita y una cosita estás arreglado. Con la misma ropa te tapabas. Y hasta que cobramos. Hasta que yo pude rebuscármela, comprar un colchoncito y ya tenía para dormir, ya era distinto, pero seguía durmiendo en el suelo, no había cama.”
La semana volvía a comenzar y junto con ella el trabajo de salir a arreglar las vías acompañado por la pregunta obligada del día: ¿qué vamos a comer?: “Habíamos comprado un salamín o dos y hacíamos guisos de arroz. Bueno, un par de días más o menos andabas bien, después lo mirabas y lo toreabas. Cuando íbamos a trabajar afuera, hacíamos un depósito para hacer la comida, yo cocinaba. Tenía las ollas, todo. Nos daban dos horas para cocinar, de las nueve hasta las once y media, y a las doce se comía. Yo tenía que comprar todo. Y en el trayecto, que se iba hasta que llegabamos al laburo, iba pelando las papas, arreglando todo. El que hacía la comida tenía la obligación de llenar el barril. Llevábamos agua en un barril (50 litros). Si era verano, lo tapábamos con pasto, piedras arriba y estaba fresquito. Cuando llegaba yo lo primero que tenía que hacer era el fuego, buscar la leña y hacía la comida. Eran las cosas de todos lo días, y a la noche cada cual se arreglaba como podía. Hay que contarla…es que era la realidad.”

Accidentes: cosa de siempre

Los trenes siempre provocaron accidentes o simplemente fueron partícipe de alguno: descarrilamientos, choque entre formaciones, choque de autos…lo único en lo que varía es que hoy en día son más frecuentes. Por el contrario, en los tiempos en que Juan era un joven ferroviario, eran más habituales los descarrilamientos a causa de que existían tanto los trenes de pasajeros como los trenes de carga. “En el ramal de Tablada hasta dos veces por semana o tres descarrilaban los trenes. Las cargas rompían todo. Ahora duran más. Los trenes de carga rompían más las vías que la de pasajeros, ahora como no hay trenes de carga las vías duran más, los trenes son más livianos. A pesar de que ahora es un desastre.”
Una vez que se encontraba de licencia, lo llamaron a las siete de la tarde para comunicarle que en General Rodríguez había descarrilado un tren nocturno de pasajeros provenientes del interior y, como era su trabajo, juntó a un grupo de gente más la herramientas y salió a socorrer el auxilio. Pero existía un problema, y era que de Moreno hasta Bragado le corresponde al distrito hacerse responsable de lo ocurrido. “Yo fui a cooperar con la gente, pero pobrecitos no pasaba nada con esa gente. Falta de experiencia, no tenían nada. Toda la noche. Quien sabe cuanta gente llevé yo, pero fui con el camión, las herramientas, el cortador, tubo de oxígeno como si fuera un bombero. Estuvimos hasta el otro día como a las seis de la tarde. Esa noche nos aguantamos sin comer.”
Al día siguiente tuvieron que cargar el balastro (tren formado por cuatro o cinco vagones con el fin de cargar todo lo que haga falta y traerte al lugar del accidente) con rieles y materiales hasta Luján. Cuando regresaron al lugar del accidente, alrededor de las once, descargaron los rieles pero como no habían comido en todas esas horas de trabajo, Juan decidió encarar al inspector de su distrito: “Le decís a los otros que si no nos dan de comer, nosotros no vamos a descargar”. Entonces fue y habló con el ingeniero del distrito de Bragado y le dijo:“Pero, la gente mía si no come no trabaja. Están desde ayer sin comer- rememora. “Van, siguieron la reunión, agarraron el teléfono, lo colocan en la línea y hablaban con control. Mire tenemos un problema. Estamos acá en Barracas pero la gente esta sin comer desde ayer, si no le damos de comer no quieren laburar. Y me dice: Bueno, haga una cosa que vayan, yo le voy a dar la orden al jefe de estación. Tiene que ir a la estación a buscar, que le van a dar la plata. Fueron y hablaron con la parilla de ahí en frente, que los otros dijeron enseguida que sí. Bueno vayan a comer- nos dijeron. No quedó ni el loro, todos a comer”.
Por otra parte, lo que Juan siempre recuerda de esa situación, y lo que más lo indignó, fue que los primeros en salir a comer fueron los “Capos” (Jefes) quienes no fueron capaces de hacer algo para que todos los obreros pudieran irse a comer y a descansar, generando que fueran los mismos ferroviarios los que protestaran.
A pesar del mal momento vivido y luego de su merecido descanso, los empleados regresaron para cooperar en el arreglo y armado las vías del tren porque los que realmente estaban a cargo del trabajo eran los empleados pertenecientes a ese distrito. Sin embargo, el trabajo no progresaba, siempre estaba igual. ”Ponían un durmiente y decían: “no, córralo que tiene que estar en línea. Que quede todo igual, así en línea. Lo medían, lo pasaban por el ancho de vía. Pongan la barreta acá, ponga acá- les digo a los muchachos- me parece que hasta mañana no nos vamos, como van. Yo voy a encarar, ustedes ¿me van a ayudar? Y estaba el ingeniero Canesto. Le digo: ingeniero, perdóneme. ¿Me deja a mí? Yo le voy a arreglar la vía. Vos, vos, agarra un palo. Vos, vos martillo. Vos, vos la barreta. Y agarré una tiza y le iba marcando. Cada cinco durmientes clavaban en trocha. Le digo: ¿está listo? Ahora agarren la barreta, y los otros estaban ahí mirando, hacían lo que yo decía pero miraban. Y después que estaba todo eso, agarren la barreta vamos a alinear. Siempre tenés un obrero más sobresaliente que el otro, que realmente sabe. Entonces digo: bueno vos agarrá la barreta, me vas marcando. Yo te voy diciendo donde tenés que tirar. Y yo ponía, suponéte cinco para allá, cinco para acá y él en el medio, y él marcaba con la barreta. Él clavaba las cinco maderas y tiraba y vos ibas alineando. Y como la vía estaba en fecha se quedaba alineado. Estaba en trocha la vía. Cuando llegó hasta Lugano, vamos a ir levantando y calzando las maderas que están clavadas. Bien calzadas, se sacaban los guantes, se miraba todo a ojo. Poné el gato allá, levantá un poco. Que calce bien esa madera. Y calzaban”.
Una vez que la vía estaba alineada, Juan pidió que pasara el tren por la nueva vía tan solo a cinco kilómetros por precaución ya que el tren no podría descarrilar a causa de que cada cinco durmientes estaban clavados y asegurados. Como el trabajo estaba terminado los ferroviarios voluntarios juntaron sus herramientas y se retiraron. ”Yo dije me van a suspender. Al tiempo, recibo una carta del ingeniero de Bragado, en donde decía: ¡Felicitaciones…! y era un sargento bravísimo, y me felicitó. Y resulta que lo tengo de jefe yo acá en el distrito, y era un tipo macanudo, pero él te controlaba todo” -evoca sonriente.
Lamentablemente, en los accidentes siempre están los jefes, y en el ramal en el que Juan se empleaba ocurría que, en el momento de socorrer a la gente, venía algún “capo” dando órdenes como “venga acá. Agarrá eso. Vení hacé esto”, que en realidad no ayudaban en el momento de caos, sino que todo lo contrario: “¿Cuando vas a arreglar si te están manoseando a la gente? Y por ahí les digo yo: “acá la gente está a cargo mío. Si usted necesita un operario viene y me lo pide a mí. Si tiene que hacer un trabajo viene y me lo dice a mí, pero no me manosee más a la gente. No me manosee más a la gente y no me toque más a nadie. Después de ahí yo dije me van a echar, después de ahí decían ¿quién está en el accidente? Ah, dejálo que se arregla solo, no se hagan problema. Siempre me tuvieron bien conceptuado”
Los sucesos argentinos también se vieron involucrados en la vida de Juan dentro del ferrocarril y en la realización de su trabajo, como cuando, por ejemplo, descarriló un carguero lleno de maíz dentro del túnel de carga, donde la dificultad no solo era sacar el maíz y encarrilar el vagón, sino que lo peor era que la persona salía con el rostro amarillo por la falta de aire a causa de la clausura de las ventilaciones que salían a la calle Rivadavia, Congreso, Cangallo…en la época en que asesinaron a Aramburu. La clausura se debió a que decían que los asesinos habían entrado por esas ventilaciones para matarlo. Sin embargo, a pesar de falta de aire se logró retirar el vagón de maíz aunque se demoró días y días para sacarlo.
Tiempo después, a la entrada del túnel de carga, el furgón (vagones) y la carrocería (cabina) de un tren carguero se desprendieron de las ruedas, quedando literalmente andando apoyado sobre la vía, continuando su camino hacia la calle Cangallo, donde el tren sale hacia el puerto. “El guarda cuando vio todo eso, se tiró y apareció en cabina B caminando todo asustado. Pero es una cosa terrible, ahí había ratones blancos, había palomas, toda clase de bichos y comían de lo que se caía, estaban acostumbrados a la luz y vivían así. Agua tenían, comida tenían, ¡qué problema!”.
Antiguamente, por debajo del túnel de carga, se encontraban colocados los tubos de aire comprimido por donde se mandaban los telegramas. “Nosotros andábamos por ahí abajo y cada tanto sentía el ruido que iba, y donde estaba la unión hacía el ruidito y pasaba. Mirá, ahí va un telegrama. Podés creer que lo sacaron a todos, todo esa parte lo sacaron”.
Pero, además, se pueden observar vestigios de la crisis que sufrió el país cuando el General Juan Domingo Perón fue derrocado. “Está el Ministerio de Marina y el Ministerio de Guerra, y el túnel. Esta es la salida de Cangallo y esta es la otra salida, la cabina está ahí, de acá le tiraban al otro lado, del Ministerio de Guerra al Ministerio de Marina. Y el paredón del túnel, unos volquetes en la pared, y el cabinero que oía todo eso, sabés como rajó. Se fue de allá de Cangallo, se vino disparando hasta cabina B en Once, cinco quilómetros. Todavía si uno va a mirar están los huecos ahí, de los cañonazos que tiraban”.

Accidentes: el dolor propio

Durante los casi 39 años que Juan trabajó como ferroviario, se lesionó tan solo una vez cuando se desempeñaba como peón. El accidente se produjo a causa de que el chofer del camión no había puesto el freno o simplemente no lo sostenía firmemente en el momento en que se estaban cargando los cruzamientos. Juan se encontraba por detrás del vehículo empujando con una barreta, lo que provocó que el camión se corriera dejando caer un cruzamiento que pega en la barreta que, a su vez, le pega como un látigo a Juan en la rodilla. A pesar de la grave lesión, el médico del ferrocarril lo mandaba a trabajar, sin importarle el dolor y el que tuviera dificultades a la hora de levantar la pierna para cruzar de carril. “El médico del ferrocarril no me daba pelota. Me mandaba atrabajar”.
En este tiempo (1958 o 1959), Juan vivía en la calle Carabobo, en la localidad de Ramos Mejía, junto con su hermana Petrona Antonia Ruiz y, por su dolor en la rodilla, decidió ir a consultar al Doctor que vivía cerca de la fábrica Danubio, quien una vez había salvado a su hija Alicia – la mayor de sus cuatro hijas- de una intoxicación con tomates cuando ella era pequeña. “Y me atendió. No me acuerdo si era el doctor Raspunjer, o algo así. Yo anduve desesperado buscando a alguien. Y fui un día, caminé, andaba loco, desesperado. Y fui, fui a verlo a él. Ya no sabía más que hacer y fui a verlo a él. Y me atendió, y me miró y me preguntó qué tenía. Acostáte en la camilla. Quedáte ahí- me dijo. Me trajo una revista, ¡qué iba a leer la revista como estaba! Y dijo: “Yo tengo que ir a ver a un paciente y después vengo. Quedáte tranquilo ahí. Cuando apareció después, me agarra. Me hacía la pata así, así - mostrando con sus manos la movilidad de la pierna de un lado hacia otro. Y por ahí me dice: ¡uh!, si tenés un tendón cortado. Hasta que lo localizó. Bueno apretarte fuerte. Apretáte fuerte y no aflojés. Tenéte ahí quietito- me decía el doctor. Preparó una aguja, y me clavó ahí. Parece que los atrajo, los juntó. No sé que hizo. Me alivió. Y después me llevó a la casa porque hace rato que yo había ido. Le pagué de a poco, no sé cuanto me cobró pero era plata. Le pagaba de a poco”.
Cuando la consulta finalizó, su médico personal le entregó su historia clínica en donde se detallaba lo que el paciente tenía, lo que el médico le había diagnosticado y cómo lo había tratado, la mala atención que había recibido del médico del ferrocarril y cómo debía continuar su rehabilitación. “Y voy y le llevo al médico del ferrocarril, un tal Garzón. Y cuando lo vio yo lloraba de bronca, de bronca lloraba. Yo putiaba y gritaba porque quería ver al jefe. Aparece el jefe. Con todo el kilombo, apareció el jefe. Agarró, leyó todo, lo dejaron ahí en la camilla, hicieron una reunión en tres, con lo que el tipo me había dado. Me curaron, me atendieron. Me dijo: “Tiene diez días, tómese diez días. Dentro de diez días me viene a ver y siga con su médico... Yo andaba bien, pero me costaba para pasar esos rieles, para levantar la pata. Y me mandaban a trabajar estos hijos de p…, esa vez me hicieron las mil y unas. Y gracias a Dios después sané, pero a la vuelta se me hinchaba. Y después de ahí, ya no me pasó nada. El único accidente grande que tuve. Estuve como tres meses”- evoca con bronca.

Retiro Voluntario y Jubilación

Durante el año 1991 y con 57 años, fue el primer ferroviario en aprovechar la ley que permitía, a quien quisiera y tuviera la edad adecuada, realizar el retiro voluntario con paga, y como Juan ya había dejado pasar la posibilidad de jubilarse a los 55 años como maquinista, por su trabajo en las vías, decidió valer su derecho con la nueva ley. “Ya no podía trabajar más. No había nafta, no había tierra, no había correa, no había herramientas, no había de nada. Para soldar rieles y todo, iban y le daban un vale por 20 litros de nafta. ¿Qué hacías con eso? Era una mala administración. No, no, yo me voy. Acá así como está no se puede trabajar más. No hay esto, no hay lo otro, es un desastre esto, es vergonzoso. Yo esas cosas no las hago. De última se lo tenían que aguantar y me la aceptaron”.
Una vez que fue aceptado su retiro voluntario, le entregaron alrededor de 15 mil pesos sumados con los tres meses de preaviso y la liquidación, y sin dejar pasar el tiempo, se dirigió a ANSES con el certificado que demostraba que había formado parte del ferrocarril. Para cuando terminó de cobrar los tres meses de preaviso ya se encontraba cobrando la jubilación. Sin embargo, en tierra Argentina todo puede suceder, “Pero me cagaron. Me pagaron un sueldo de miseria, de peón, que es el juicio que tengo ahora. Yo estaba ocupando la última escala del escalafón, me estaban debiendo veinte escalas. Hicieron mal el papeleo. Yo hice juicio y no pasó nada. Hasta que a lo último le tuve que dar al de Morón (al abogado), el de Morón me lo sacó. Por lo menos ahora tengo sentencia firme, cuándo lo voy a cobrar no sé, pero me lo pagan seguro. Teniendo sentencia firme seguro que lo voy a cobrar, cuando no sé, pero lo vas a cobrar”.

En las vías aún jubilado

A pesar de haberse retirado, Juan continuó proporcionando su sabiduría a la empresa ferroviaria. Durante cuatro meses estuvo contratado para hacer una renovación de vías desde Once hasta Moreno, desde Moreno hasta Mercedes y desde Mercedes hasta Lobos. “Yo llevaba el apuntador, yo le iba diciendo todas las deficiencias de la vías, qué elementos tenía, qué trocha, cuánto tenía, cómo estaba el riel, qué clase de balastro tenía, como estaban las alambradas, como estaban los paso a niveles, todo eso tenía que anotar. Me contrató la empresa privada para supervisar eso y me pagaron bien”.
Para poder conseguir este trabajo como supervisor, Juan tuvo que dirigirse a la calle Cerrito – Ciudad de Buenos Aires- donde la empresa de TBA ocupaba un piso completo del edificio, por una entrevista en la cual se le tomó una lección para corroborar sus conocimientos. En unas de las paredes de la empresa se encontraba un gráfico geográfico de Once con las vías y los ramales; y, a su lado, se encontraba un hombre grande y de tez morocha encargado de realizarle la prueba junto a la traductora: “Entonces el tipo con el puntero, te agarraba y decía: agarre el puntero. ¿Qué parte de la vía es ésta? ¿Qué es lo que quería hacer, cómo es, en qué condiciones? Y vos tenías que ir contestando y la mina le decía y el tipo decía: yes, yes, sabe, sabe.
Y entonces me dio todo, y empezamos ahí” – cuenta mientras ríe.

Imposible alejarse

El aún ferroviario siempre trata de informarse ya sea por los medios de comunicación o del boca a boca sobre los nuevos cambios que la empresa ferroviaria realiza. “Todo lo que se hicieron como ser el empleo de condiciones en la playa de Moreno… figuraba que la usina de ahí se iba a sacar porque iban a hacer playas para los colectivos, y es lo único que me consta a mí decir. Eso y la donación de bienes, que es realidad porque sacaron eso, hicieron la playa para colectivos y de ahí al tren, como decía el pliego de condición y la renovación de Moreno a Castelar, también la hicieron. Ahora, tardaron pero la hicieron”.
Sin embargo, muchas veces penetra en las notas periodísticas, con sus opiniones y conocimientos, como si fuera el responsable de explicarle a los medios el por qué del accidente o simplemente como si fuera un experto invitado en algún programa especial para revelar cómo son las vías argentinas. “Pasa un descarrilamiento ahí en Once. ¡Ah, seguro que es el cambio 24! Tanto cruzar se gasta. Y si esta no está controlada toda la semana se sube y descarrila. Y cuando vas a llegar a Villa Luro ¿no parece que te saca? Ese es el cambio 32, ese cambio tenés que estar toda la semana encima del cambio por que tenés que hacerle un peralte para que no se tope con nada. Ese cambio tenía uno en cuatro -el ángulo del cruzamiento, es más abierto- y a mí me causaba gracia porque estos ingenieros que me mandaban: ah, porque la laguna. Ellos le llamaban laguna. ¡Qué laguna! Es el punto teórico matemático de cruzamiento- le digo. Y se reían. Después de uno y cuatro se puso uno en ocho, uno en doce, uno en dieciséis es ya casi recto, el ángulo se cierra pero el cambio es más largo. El tren tiene 22 metros, un coche eléctrico, de este cambio a este cambio no hay 20 metros. Quiere decir que cuando el bogue se quiera acomodar, esta siempre cruzado y este cambio hay que llevarlo más allá. Que sí, pero hay que llevar la parte eléctrica más allá, que es mucho trabajo. Y bueno es mucho trabajo pero las soluciones de cambio hay que llevarla para allá tantos metros. En el andén de Ramos, del lomo del riel y la orilla del túnel tiene que tener 89 centímetros. Cuando hay que levantar la vía, se pone el nivel de vía arriba de la plataforma y vos cortás un palito de escoba de un metro diez y lo apoyás en el riel y de ahí le ponés el nivel arriba. Es decir, todo esto es lo que tenés que levantar: diez, doce centímetros. El otro día para el tren en la plataforma y yo venía en la puerta, pero de la plataforma había diez centímetros para abajo del estribo. Quiere decir que le faltaba, tiene que quedar el escalón del tren tiene que quedar a diez centímetros arriba de la plataforma. Yo no sé como no se lo lleva por delante.
Acá, cuando yo supervisé la vía ésta -la vía general que pasa por el túnel-, acá había un mástil de señal, había por lo menos seis señales. Yo estaba con un muchacho y de ahí nacía las señales, él se cruzaba para el otro lado, y lo más lindo que todo tipo que venía colgado afuera lo bajaba, si venía con lentes le quedaban pegado en el palo. Siempre bajaba gente. Y le digo al otro muchacho: che, escucháme una cosa. ¿Estará bien la libranza del poste de señal ese? No puede ser que agarre a tanta gente y la baje. Estaba la renovación y yo fui con el otro muchacho y le digo: vamos a medirlo. Le faltaba. Había que desplazar la vía, del poste ese había que desplazarla diez, quince centímetros. Entonces le decimos al contratista: mirá, pasa esto y esto. Agarrá de acá, mas o menos cien metros y tirá la vía despacito, despacito hasta formar una pequeña curva. Cuando lleguemos allá que tenga por lo menos diez o doce centímetros. Vino el ingeniero y lo tuvieron que hacer. Y los criminales éramos nosotros. Teníamos que haberlo hecho, supervisar de entrada. Igual que el andén de Morón, los trenes quedan para afuera. Cuanta gente iba sentada en el estribo, con las patas así. Salí de ahí que en el andén de Morón te vas a quedar sin patas, ponéte para arriba. Al rato sentías el temor, no más, que había agarro a un tipo ahí en el andén. No, es jodida la mano. Muy jodida”.
Hace algún tiempo, Juan decidió participar en las reuniones que se realizan en la Municipalidad de Morón sobre los trenes, las vías, los pasos nivel, etc. En este tipo de encuentros las personas debaten exponiendo a los demás su opinión sobre el tema o sobre el problema que están tratando. En un momento de la reunión, Juan irrumpe:
“Perdóneme, yo, no sé si tendré razón o no tendré razón, pero lo único que yo le puedo decir es que estuve casi 39 años en la vía, y le puedo decir los motivos y las causas de los perjuicios que hay. Y me miraban. Le digo: esto es así, así y así. Ustedes se están quejando porque en la punta del andén de Haedo está el paso nivel clausurado y no anda la campanilla. Y usted a lo mejor protesta… ¿Usted, dónde vive? Si usted viviera ahí sería el primero en levantar firmas para que saquen esa campanilla de ahí. Le digo por que yo ya lo viví a eso, levantaron firmas por esa campanilla que no deja dormir a nadie y ustedes que no viven ahí, protestan. Vayan a vivir ahí y después vienen y me dicen qué es lo que pasa. Y le digo: sabes por que, te voy a explicar por qué suena la campanilla. Porque el tren que viene de Morón, a 400 metros, el primer par de ruedas pisa el dispositivo y hace bajar la barrera y hace sonar la campanilla, anunciando que el tren viene. Para esto, el tren entra al andén y corta la campanilla. Pero no se dan cuenta que el otro tren que esta también a 400 metros de allá está haciendo tocar la campanilla. Esto es así, no es cosa de lo que usted está pensando, porque no es así. Lean como es el asunto, lean el reglamento, lean como está esto y es así. Cuando se quemaron los trenes…y se van a seguir quemando y le voy a decir por que. Por que el tren tiene una vía de patín que es la que hace, la que lleva la corriente, que es la que va rozando en el riel conductor que es el tercer riel, y cuando el tren toca, la vía de patín tiene unos fusibles. Se quema eso, se quema la viga de patín y se quemó el tren. Mire que sencillo. Esto es así, y den gracias a Dios que no se quemaron más trenes porque no hay carga, porque si hubiera carga ya se hubiera descarrilado todos los días.
¡Y me miraba! Y alguno parecía que decía: mirá este viejo charlatán. Bueno, después nos vamos a reunir. Cualquier cosa lo llamamos- me dijeron. Sí, cuando quiera yo no tengo ningún problema. Lo que es de vía le puedo decir todo. Le puedo decir dónde está el material, cómo está, de qué está construido, cuántos metros tiene, cómo es tal vía, como está el alambrado, todo le puedo decir. Y me miraba, no me llamaron nunca más”- narra riendo.
Con 75 años, Juan tiene en un extenso curriculum y mucha sabiduría que hace que una nieta -quien escribe- se sienta orgullosa de él. Al comenzar este proyecto, pensaba que conocía a mi abuelo, sin embargo, me di cuenta que por el contrario, no lo conocía tanto como yo creía. No sabía de todo su sudor por tener y darle a su familia, un futuro mejor. Siempre uno sabe que todo lo que tiene se gana con esfuerzo pero no tenía idea de todo sus padecimientos: hambre, explotación, soledad familiar… Pero me demostró que sin agachar la cabeza, aún si se desconoce el oficio, uno puede escalar alto en la vida adquiriendo sabiduría, respeto y haciéndose valer.
Por otro lado, descubrí que muchas personas, cuando le enseñan historia argentina en el colegio o en la universidad, no tiene en cuenta que sus abuelos fueron parte de ella. Yo, en esta historia de vida, comprendí que mi abuelo cooperó, supervisó, renovó y mantuvo las vías del ferrocarril Sarmiento, vías en las que el tren se moviliza trasladando a millones de argentinos desde el Gran Buenos Aires hasta la Ciudad de Buenos Aires o viceversa. Quizás estén pensando: ¡que gran descubrimiento hizo! Pero es verdad. Después de esta entrevista, viajo en el tren recordando las declaraciones de mi abuelo y me lo imagino trabajando en la vía.
Un consejo, tómenlo o déjenlo, no se queden sin conocer la historia de vida de sus abuelos o de sus padres. Verán que conocerán un mundo distinto. Y lo importante es que sabrán más sobre la vida de sus familiares y, por ende, de su propia historia. Doy gracias a mi tía Liliana por haberme propuesto este proyecto que me permitió descubrir a mi abuelo, a quien ahora admiro más que antes.

Casco Melina


Melina. N. Casco
Nació el 26 de octubre de 1987. Es hija de Carlos Casco, un carpintero, y Mónica Ruiz, una portera de escuela secundaria. Realizó la primaria hasta séptimo grado en la escuela de enseñanza nº 47, “Antártica Argentina” (Haedo). La secundaría la hizo en la escuela de enseñanza media nº 32 (Villa Luzuriaga-La Matanza). En el año 2006 ingresó becada en la Universidad Nacional de La Matanza donde continúa estudiando Comunicación Social.