jueves, 24 de septiembre de 2009

Chernobyl: problema nuclear

A pesar de las desgracias, lo primero es el poder



Una gran catástrofe nuclear quedaría marcada en el recuerdo no solo de los habitantes de Ucrania sino también en las mentes de todas las personas del planeta: Chernobyl. El 26 de abril de 1986, el reactor número 4 perteneciente a la central nuclear de Chernobyl, estalló por una combinación de fallos técnicos, edilicias y humanos, esparciendo al aire 200 toneladas de material radioactivo que provocó la muerte de 31 personas en el momento del accidente, la evacuación de alrededor de 135.000 personas, la perdida de alimentos y de tierra fértil o para la vida del hombre, efectos a largo plazo en la salud; como deformidades, cáncer de tiroides.

Pero son muy pocas las personas que aprenden de sus errores y los remiendan. No es el caso de los políticos o aquellas personas denominadas “hombres de negocios”. En el momento en que el accidente se produjo, se debatía en el mundo sobre la conveniencia o no de la energía nuclear, pero como “hombres de negocios” y como personas que tienen el interés de investigar, como si fueran chicos que experimentan, no tomaron en cuenta las consecuencias que podría causar en sus vidas.

En la madrugada de 1986, la idea era verificar que la inercia de una turbina era suficiente, si se producía una interrupción abrupta de la alimentación eléctrica, para que los generadores mantuvieran en funcionamiento al sistema de refrigeración hasta que arrancasen los generadores diesel de emergencia. Un experimento llevado a cabo y con éxito en la unidad número tres de la planta nuclear. Los operarios del lugar realizaron, básicamente, cuatro errores. El primero de ellos fue permitir que la potencia bajara hasta el 1%, provocando la condensación del vapor que se encontraba en el núcleo y una reactividad negativa Con los sistemas de emergencia desconectados, el reactor experimentó una subida de potencia extremadamente rápida que los operadores no detectaron a tiempo. Esta situación produjo preocupación en los operadores, ya que el reactor se apagaba inexorablemente. Entonces, decidieron extraer todas las barras de control del núcleo, (algo que no estaba permitido por los manuales de operación), llevando a cabo el segundo error. El reactor poseía un sistema automático de control de caudal por los canales. Al trabajar a tan baja potencia, el sistema hubiese tendido a pararse. Para evitarlo, los operadores desconectaron el sistema de parada por caudal e iniciaron el control manual del mismo, lo cual demuestra un tercer error. El cuarto error fue tomar la decisión de desconectar la turbina de la línea de vapor, para iniciar la prueba. Para poder hacerlo, los operadores tuvieron que hacer lo propio con otros sistemas de emergencia Al desconectar la turbina, las bombas comenzaron a alimentarse por la tensión provista por el generador durante su frenado inercial. La tensión fue menor y las bombas trabajaron a menor velocidad. Entonces, se formaron burbujas de vapor en el núcleo, insertando una altísima reactividad y, por lo tanto, un brusco incremento de potencia. Uno de los operadores quiso introducir las barras de corte. Pero, para ese entonces, el reactor ya estaba a varias veces su potencia nominal. La presión en los tubos subió rápidamente, provocando su ruptura y el levantamiento de la tapa del reactor provocando un incendio en la planta y la expansión de sustancias tóxicas.

Estas acciones, así como la de sacar de línea el ordenador de la central que impedía las operaciones prohibidas, constituyeron graves y múltiples violaciones del Reglamento de Seguridad Nuclear de la Unión Soviética. Hoy en día, se encuentra sobre el reactor número 4 un enorme “bunker” o “sarcófago”, aunque la denominación sea inexacta por que lo que contiene en su interior son toneladas de material radiactivo que nadie puede sacar de ese lugar y que se encuentra más “vivo” que nunca, conformado de acero y de concreto, que se construyó para evitar que lo gases tóxicos continuaran esparciéndose. Pero el desastre de 1986 oculto bajo el bunker no se encuentra bajo control sino que lo único que se hace es monitoreo sobre la humedad, la temperatura y las radiaciones. Sin embargo, existen pequeñas pérdidas de radioactividad que demuestran lo ineficiente del sarcófago.

El debate sobre qué hacer con los residuos tóxico continúa y será un tema a continuar, el presidente de Ucrania, Viktor Yuschenko, fue criticado duramente por la prensa cuando, según los medios, el mandatario propuso usar el territorio de las inmediaciones de Chernobyl que ya está contaminado para convertirlo en una cementerio de desechos, demostrando así que no importa las muertes, las consecuencias, y todo las desgracias que puede provocar la radioactividad. Lo primero es el negocio, hacer la vista gorda en las condiciones edilicias, en el reglamento y en la importancia de la vida.

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