viernes, 2 de octubre de 2009

17 de octubre de 1945: Nace el peronismo, cambia el país

La Argentina industrial y el peronismo.

A principios de la década del ’30, argentina se encontraba en medio de un proceso de cambio con respecto a la economía. Se dejaba de lado la etapa agroexportadora debido a una gran caída en la demanda internacional y se le daba paso al nuevo siglo de desarrollo, signado por la industrialización sustitutiva de importaciones. Como consecuencia del estancamiento del empleo en el agro y la expansión de los puestos de trabajo urbanos en la industria y en los servicios, se generó una migración interna protagonizada por aquellos hombres capacitados en el trabajo rural que se vieron expulsados del campo para comenzar su vida laboral en una fábrica.

El general Juan Domingo Perón, desde antes de llegar a la presidencia de la república, impuso un dinamismo en el intercambio con los sindicalistas desde su oficina de la Secretaría de Trabajo y Previsión. Desde allí, sedujo con astucia a los gremialistas y los trató de igual a igual. Fueron los hombres del trabajo arduo y casi de explotación quienes dieron nacimiento al partido peronista el día 17 de octubre de 1945 con la movilización que realizaron no solo para reclamar la liberación de su líder Perón, un hombre que supo respetarlos y darle su lugar como seres humanos con derechos, sino que también, para demostrar su existencia y lograr cambiar la miradas del otro hacia ellos, para hacerse respetar y formar de una vez por todas para de la sociedad.

Muchos recuerdan al 17 de octubre de 1945 o denominado el Día de la Lealtad por la fotografía de los obreros protestantes descansando en la Plaza de Mayo con los pies dentro de la fuente, pero ese día de protesta no sólo se reclamó por la liberación del Perón y nació el movimiento peronista, sino que además fueron los manifestantes, hombres de trabajo, quienes salieron a las calles para hacerles notar a la clase alta que existía una clase baja que también tenía derechos porque eran humanos. Esa manifestación se caracterizó por tener una buena organización, por ser un reclamo realizado en familia, es decir, donde no sólo se podía observar a los hombres, tanto jóvenes como adultos, sino también a chicos y a mujeres. Una manifestación que, además, introdujo en la sociedad un cambio con respecto a los cánones de comportamiento público aceptable de los obreros.

La marcha puede observarse como una manera de demostrar lo cansados que los obreros estaban con respecto a la explotación que sufrían, al desprecio que recibían por ser de una clase media y clase media baja, por la discriminación con la que los trataban y por el alejarlos del derecho a trabajar en condiciones dignas, con horarios razonables, el no permitir que una mujer embarazada se exija en esas condiciones, no incorporar en su empresa a menores porque eso es explotación infantil…en fin, cosas que fueron cambiando cuando el pueblo proclamó a Perón como su representante. Pero además fue una manera de hacerse respetar, demostrando que no hacía falta tener una buena educación (“Alpargatas si, libros no”) sino que lo importante era la experiencia, que tenía un gran valor y un mérito cultural.

Con la llegada de Perón a la presidencia, el pueblo obrero se pudo sentir como parte de la sociedad y no un cabecita negra de otro país. Puedo sentir los beneficios del llamado trabajo digno, en donde logró obtener ocho horas de trabajo con un descanso en la semana, lugares de recreación para toda la familia, hoteles en el interior para poder ir a veranear, licencia por maternidad, nuevos hospitales, carreteras…y la lista continúa por que el General se acordó de sus descamisados. Sin embargo, los antiperonistas piensan que el comportamiento de Perón era una farsa, en el sentido de que proclamaba a sus descamisados en los actos mientras después hablaba con sus amigos y compañeros militares, sosteniendo que hacía todo por el pueblo y “su gente” por el solo hecho de tener y sentir el poder.

Varias personas relacionan el actuar del general Perón con el fascismo Italiano por que promovió el servilismo y la adulación, las concentraciones multitudinarias, el despliegue de banderas y carteles, la dramatización de las apariciones del líder…y tienen razón por que existió una semejanza, pero nunca podrán negar y girar su cabeza de manera tal que puedan dejar de observar todas las obras que realizó, jamás dejarán de escuchar las voces de los peronista que formaron parte del cambio social, económico y cultural, y de los jóvenes militantes de hoy que llenaran su boca y los oídos de los antiperonistas de gloriosas palabras agradeciendo y glorificando a Perón por haberlos incluido en la sociedad, por haberles encendido la llama de la lucha y del reclamo de su lugar.



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